Un universo vampírico rico, como la sangre, pero un desarrollo de juego liviano, como el agua; un producto que pudo ser genial, pero que se siente desperdiciado.
Bloodlines 2 sigue retrasándose, sigue generando dudas y sigue sin poner una fecha definitiva a su lanzamiento. Sin embargo, mientras esperamos por sumergirnos en el nuevo juego de acción del universo de The Masquerade, llega una curiosa propuesta llamada Vampire: The Masquerade – Swansong, un juego de rol desarrollado por Big Bad Wolf (The Council) que parecía interesante por su premisa, pero que una vez en manos genera una sensación demasiado agridulce. Este, es mi análisis.
Guerras de clanes
El universo de The Masquerade es maravilloso, todo un festín para quienes amamos los relatos vampíricos y un cáliz del que la franquicia ha sabido beber a lo largo de los años para lanzar obras que ciertamente les han valido para conquistar a un nicho de fanáticos. Por este motivo y porque sus desarrolladores han sabido aprovechar el contexto, es que la historia de Vampire: The Masquerade – Swansong es el mayor atractivo del juego. La exploración de estos relatos de chupasangres, de poderes, de traiciones, de política y de este submundo tan temible como adictivo, la posibilidad de realmente conocer a sus personajes y sus realidades, es el mayor aliciente del desarrollo del juego desde sus primeros compases y hasta el final.
Vampire: The Masquerade – Swansong nos pone en la piel de tres vampiros que son convocados por el príncipe del reino de los chupasangres después de que se active el código rojo, una alerta que llega como consecuencia de una guerra de clanes que se desató y dejó como saldo una verdadera masacre a miembros del clan de los protagonistas. A partir de ese hecho, a nosotros nos toca tratar con los diferentes clanes para descubrir quién estuvo detrás de tal atrocidad y falta de respeto al código, en un arco narrativo que transita entre traiciones, corrupción y abusos de poder de las altas esferas.
Misterios sangrientos
Para que entiendan la esencia de Vampire: The Masquerade – Swansong, es un juego que claramente bebe de juegos como Detroit: Become Human o la saga Life is Strange. Es una suerte de película interactiva, aunque con un abanico jugable mucho más amplio que el de otras franquicias, en la que la acción pasa más por los diálogos que por otros lados. En la piel de tres vampiros, nuestra labor será la de infiltrarnos en las diferentes esferas de poder de los clanes vampíricos para así descubrir los misterios que se esconden detrás de la masacre que terminó con miembros de nuestro clan. El problema es que, en juegos como este en el que las decisiones que tomemos son el principal foco de atención, el peso de lo que hagamos o dejemos de hacer no se siente hasta el final y eso hace que el progreso se haga un poco frustrante, sobre todo si no terminamos de sentirnos cómodos con la propuesta jugable general.
Es que realmente hay poco más que hacer en el título más allá de los diálogos. Es cierto que hay una buena intención detrás de dividir el relato entre tres protagonistas, cada uno con sus habilidades y árboles de habilidades propios que podemos ir mejorando, pero al final todo se siente un poco desperdiciado. Al no haber ningún tipo de combates, los poderes de los personajes pasan más por acceder a nuevas zonas sin problemas o ganar los duelos de diálogos, pero no solo estas secuencias no aparecen todo lo seguido que deberían, sino que además cuando lo hacen tampoco resultan demasiado entretenidas. El mayor aliciente, a fin de cuentas, pasa por este sentido de pertenencia al universo vampírico, como cuando podemos alimentarnos de sangre humana para recobrar fuerzas, que por el propio desarrollo de la jugabilidad.
Otra de las cosas que más me gustaron de Vampire: The Masquerade – Swansong es el permiso que nos dan para explorar todas las locaciones y el premio que obtenemos si lo hacemos a fondo. Quizás sean cada uno de los escenarios una de las mayores creaciones a partir del universo de The Masquerade y encontrar elementos que potencien este mundo de vampiros puede ser muy placentero. El premio, más allá de la propia exploración, es el de conseguir pistas que pueden resultar fundamentales a la hora de tomar las decisiones finales, algo que resulta fundamental si tenemos en cuenta que podemos llegar a perder a los tres personajes si no hacemos bien las cosas.
Sangre amarga – Apartado técnico
Y quizás llegamos al yunque de Vampire: The Masquerade – Swansong, a su lado más flojo, a su componente incomprensible. Es que en 2022 me resulta inaceptable que un juego, aún tratándose de un desarrollo de menor presupuesto, llegue tan retrasado en lo que a herramientas técnicas se refiere. Desde su jugabilidad, control y los tediosos tutoriales que nos confunden más de lo que nos aclaran cada vez que aparecen, hasta todo lo que refiere a lo que entra por los oídos y ojos.
Porque el juego de Big Bad Wolf es feo y no hay vuelta que darle, quizás sus escenarios sepan salvarse del hundimiento, pero el diseño de personajes y los gráficos en general son un desastre. Es inconcebible que un título centrado en los diálogos y los sentimientos, no le conceda a sus personajes ni una mínima expresión facial, nunca. No puedo dejar de imaginarme si el equipo de Deck Nine Games (Life is Strange), que también trabajan con presupuestos acotados, hubiese agarrado este juego y sacado todo el jugo que pudo haber dado. A nivel sonoro el juego no es tan desastroso, pero tampoco compensa y lo cierto es que el trabajo de voice acting podría haber estado mucho, mucho mejor. Lo único que cumple es su rendimiento que, incluso en PlayStation 4, no presenta mayores puntos negativos.
Vampire: The Masquerade – Swansong, el veredicto final
Un juego de rol en el universo vampírico de The Masquerade, pocas premisas pueden resultar tan interesantes para quienes gustan de las historias de los chupasangres. Sin embargo, un desarrollo técnico excesivamente pobre y una puesta en escena irregular de ideas que en principio parecían buenas, terminan por opacar la obra de Big Bad Wolf.
Vampire: The Masquerade – Swansong resulta atractivo desde su relato, mostrando las internas de una guerra de clanes de vampiros en plena ebullición, también desde la exploración de su mundo y de ciertos momentos de la historia. Sin embargo, en lo jugable puede ser tan poco fluido y desde lo técnico tan pero tan pobre, que al final resulta en un producto difícil de recomendar más allá de los fanáticos más férreos de la temática.