Es rara la oportunidad de disfrutar animación experimental japonesa en la pantalla grande, y aún más cuando el film es tan bueno como Violence Voyager.
La mejor parodia es aquella satiriza el objeto con el que se ensaña, pero lo hace desde una tan profundo de conocimiento y apreciación que no puede sino sentirse el homenaje en la pantalla. Violence Voyager, segundo largometraje animado del director japonés Ujicha que tiene tiene su premier mundial en la Competencia Oficial Internacional del BAFICI, es exactamente ese tipo de parodia.
Ujicha, joven director que debutó en 2013 con The Burning Buddha Man, demuestra su peculiaridad de entrada eligiendo animar su largo “gekimation”, técnica que consiste en filmar los personajes pintados en papel como si fueran marionetas. Lo burdo de la animación lo-fi, que recuerda ese primer especial navideño que dio origen a South Park, no ha más que realzar la experiencia surreal que propone Violence Voyager.
La película, que con sus ochenta minutos no puede sino ser económica en la narración, nos relata la historia de dos niños: el medio americano/medio japonés Bobby y su mejor amigo Akkun. Ambos aburridos por la escuela, emprenden un viaje a través de la montaña para visitar un excompañerito que vive en el pueblo vecino. Sin embargo cuando de la nada el titular parque de atracciones, llamado Violence Voyager, aparezca de la nada en su camino, la tentación de entrar será demasiado grande. Desde ese punto horror corporal, deformación, mutilación y la más pura locura descenderán sobre los protagonistas sin darles tregua.
El efecto visceral de la sangre y las secreciones más purulentas es resaltado por la elección de combinar a la animación fluidos verdaderos, que explotan enchastrando a los pequeños muñequitos de papel. Cuando la explosión de un personaje es resuelta atando al modelo recortado un cohete y reventándolo en tiempo real uno no puede sino aceptar que la expresión que se pierde con la técnica se gana en la textura que la “gekimation” ofrece.
Los críticos occidentales, como aquel que hizo la sinopsis para el BAFICI, rápidamente invocan la conexión Cronenberg para buscar una genealogía del horror corporal morboso que practica Ujicha. Sin embargo, este tipo de terror tiene una tradición muy rica en Japón que precede en más de cien años a las películas del director canadiense, desde las pinturas sanguinarios muzan-e del siglo XIX hasta Junji Ito, pasando por el ero-guro de Suehiro Maruo y Go Nagai.
La influencia de Nagai aparece como la más fuerte en Violence Voyager debido al sabor a anime setentoso que destila la película (De moda actualmente como Kill La Kill y Devilman Crybaby demuestran). El diseño de personajes, la musicalización, la caracterización simple que se traduce en personajes arquetípicos, todo recuerda un anime clásico de los albores de la industria.
Pero estos rasgos se rescatan a sabiendas, guiñando un ojo, y se traducen en una parodia de los rasgos más caricaturescos de la animación japonesa. También los tropos narrativos están ahí, en la inocencia de la decisiones que toman los personajes, el miserabilismo, el optimismo ciego de la narración en off (¡Gambare Bobby! Exclama el narrador en un final que ningún espectador podrá sacarse de la cabeza)
Al final cuando nuestro héroe, ya pasado por la picadora de carne, arma un equipo compuesto por un chimpancé, un murciélago y un gato para rescatar a sus amigos de que una pila de órganos llamado “Madre”, que que recuerda al Tetsuo del final de Akira, los trasforme en monstruos, solo podemos estar felices de que la imaginación de Ujicha sea tan perversa como desbordante.
Para el que quiera disfrutar esta joyita sus funciones en el BAFICI son: Miércoles 18 de Abril a las 20:30hs en el Village Recoleta, Jueves 19 de Abril a las 23:20hs en el Village Recoleta, y el sábado 21 de Abril a las 21:50hs en el Village Caballito.