Tras el debut de la saga en 2016, David Yates vuelve a traernos una aventura del mundo mágico creado por Rowling con Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald.
Dos años han pasado desde que dieron inicio en la pantalla grande las aventuras de Newt Scamander (Eddie Redmayne) y tal como podíamos esperar de la segunda entrega de la nueva franquicia que dirige David Yates, nos vamos metiendo más y más en el mágico mundo creado por Rowling con una historia que se siente mucho menos introductoria que la primera y más cercana a las viejas películas de Harry Potter donde los duelos mágicos y tramas de fondo son lo más llamativo.
A diferencia de la primera película que estelarizó el Magizoologista más conocido de Europa, Los crímenes de Grindelwald ya nos da un villano tangible desde el vamos, con Johnny Depp dando vida a uno de los magos oscuros más importantes de la historia europea: Gellert Grindelwald.
Teniendo a nuestro enemigo definido, esta historia se siente mucho, en el buen sentido, como La Orden del Fénix, en dónde Voldemort intenta reunir a sus tropas. La diferencia más sustancial entre Quién no debe ser nombrado y su antecesor en las artes oscuras, es que este último parece ser más cerebral y estratega que el primero.
No cabe duda que Johnny Depp se siente cómodo por demás cuando trabaja con personajes excéntricos. Ya lo ha demostrado a lo largo de su vasta carrera, pero con Grindelwald vuelve a llevarnos a una época donde el conflicto social entre magos y muggles está en su auge y una clase autoritaria y aristocrática, la que él comanda, intentará asentarse y hacerse con el control de ambos mundos a menos que nuestros héroes intercedan.
Por el lado de los chicos buenos, Eddie Redmayne muestra tener mucha química nuevamente con el personaje de Dan Fogler, Jacob Kowalski, quien vuelve al igual que Katherine Waterston (Tina Goldstein) y Alison Loren Sudol (Queenie Goldstein). Quién debuta en esta película es Jude Law, encargado de dar vida a un joven Albus Dumbledore que va desenmarañando varios de los secretos de su pasado que hemos ido conociendo gracias a los libros, pero que las 8 películas de Harry Potter no habían mencionado con profundidad, sobre todo el eje de su compleja relación con Grindelwald.
Tal como dejamos caer en el comienzo, esta cinta se siente mucho más cercana a a la franquicia original que su predecesora. Será en gran parte por los duelos mágicos, o tal vez por la construcción narrativa que más que una exploración de un catálogo zoológico nos enfrenta nuevamente a ese concepto del bien y el mal tan marcado en la saga, pero definitivamente esta vuelta a las bases le sienta bien a la cinta ya que todo fluye con más naturalidad.
Mucho ayuda el regreso a Hogwarts y la aparición de Dumbledore, así como también de varios elementos icónicos de la franquicia como el Boggart o la profesora McGonagall para que volvamos a sentir esa magia recorriendo por nuestras venas.
Poco hay para decir del apartado visual que no se haya dicho en cualquier otra película de Harry Potter o en Animales fantásticos y dónde encontrarlos. Los hechizos, efectos especiales del mundo mágico, trasladores, estatuas en movimiento y todo eso que hacen a la obra de Rowling y Yates converge nuevamente brindándonos escenas que nos dejarán con la boca abierta.
Obviamente la película tiene un tema para debatir, que no podemos especificar por cuestiones de spoiler, pero sí podemos decir que es sobre el final de la cinta. Mucho se debatirá sobre si el acontecimiento final debió ser o no debido a que es una revelación que cambia completamente la historia del mundo de Harry Potter tal y como la conocemos, y no solo en el cine, sino también con respecto a los libros, pero todo dependerá de como se desarrolla este elemento en las posteriores entregas.
En resumen, Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald es definitivamente mejor que la primera entrega y está casi a la altura de las películas originales. La cinta deja la puerta abierta a explotar una potencialidad enorme con su final y nos prepara para la épica batalla que vendrá, sobre todo teniendo en cuenta que van a ser cinco películas.