FOX finalmente presentó el tan esperado estreno de Assassin’s Creed. La película basada en la popular entrega de Ubisoft que cuenta con Michael Fassbender como protagonista.
Assassin’s Creed (2016) explora los recuerdos de Callum Lynch y su antepasado, Aguilar, en una disputa milenaria entre Asesinos y Templarios por hacerse con el fruto del Edén: un artefacto clave para someter o proteger al mundo. Dirigida por Justin Kurzel y protagonizada por Michael Fassbender, Assassin’s Creed es una adaptación libre del videojuego homónimo de Ubisoft.
Por medio del Animus, una tecnología que permite acceder a los recuerdos genéticos, Callum Lynch (Michael Fassbender) se pone en la piel de Aguilar, un antepasado suyo que vivió en la España del siglo XV. A través de estos recuerdos, descubre que su linaje está ligado a una organización llamada Assassins y el conflicto entre estos y los Templarios, una organización milenaria que busca por medio del fruto del Edén, dominar al mundo en la época actual. Assassin’s Creed vive, respira y recorre su esencia en las vivencias de Aguilar. Ahora, lo que ocurre fuera de él es el gran problema de la película.
Justin Kurzel, quien anteriormente había logrado en una gran interpretación a nivel visual y narrativa con Macbeth (2015), no estuvo bien acompañado por el equipo de guionistas conformados por Michael Lesslie, Scott Frank, Adam Cooper y Bill Collage. El guión nunca estuvo a la altura del argumento para poder potenciarlo en sus fortalezas ya que, constantemente, flaquea desde los diálogos o en incongruencias graves y absurdas sobre las sub-tramas. Difuso en su ejecución, el guión resulta difícil de seguir por llevar demasiada información al espectador sin generar el tiempo adecuado para asimilarlo y explayarlo.
Por complacer a los fans, ciertos diálogos y referencias calcados del juego quedan fuera de lugar en una historia que no se abastece en cuanto a la relación de tiempo-contenido para desarrollar de manera concreta y entendible. Así mismo, hay focos del relato que no llevan a ninguna parte y otros que suceden porque sí o de manera muy sencilla, como ocurre con el final. El acento de Michael Fassbender se ve forzado, poco natural y creíble para un nativo español de aquella época, además de tener que reproducir líneas que carecen de realismo y hacen acto más al guiño que a la película en sí.
Otro personaje importante en el film es el de la doctora Lucy (Marion Cotillard) que trabaja para Abstergo, la empresa creadora del Animus que busca el fruto del Edén a través de la conexión de Lynch con Aguilar. Lamentablemente, Cotillard no corre la misma suerte que Fassbender. Tal vez, Lucy es el mejor ejemplo de lo que es el film: ingenua, poco coherente con sus acciones y motivaciones. Kurzel, quien ya los había dirigido a ambos en Macbeth, no logró aprovechar a Cotillard en un personaje que no sale de la superficialidad ni muestra signos de crecimiento en toda la película.
Adaptar una historia complicada del juego al cine era una tarea difícil que quedó en evidencia. Más allá de las grandes escenas de acción, parkour y la ambientación de España, se pierde la identidad más propia y empática que tiene Assassin’s Creed: la lucha social, política e ideológica entre Templarios y Asesinos. Entre tanto revuelo para explayar el antes, el ayer y el ahora de los personajes y épocas, se perdió vigor en el foco más importante que da reverencia a la historia.
Así y todo, Assassin’s Creed goza de cosas buenas. A pesar de sus carencias narrativas, nunca se vuelve cuesta bajo la película y siempre mantiene un buen ritmo para entretener al espectador. La parte sonora, los combates, la interpretación de Fassbender y la ambientación son de lo mejor de la película.
Quedará para la reflexión como los estudios -en este caso Fox de la mano de Ubisoft– realizan un producto en una plataforma para satisfacer a un público de otra, algo inexplicable después de tantos ejemplos y experimentos de lograr una buena interpretación y al mismo caso, una buena película, sin fallarle a los amantes del cine como tampoco a lo de las consolas.