Llega a las salas de cine la conclusión de un universo que se ha construido durante años, una que viene a enseñarle al mundo como es una verdadera batalla entre héroes y villanos.
Resulta increíblemente difícil analizar objetivamente una película después de haber estado con la boca abierta y la piel de gallina durante gran parte de esta. Si han entendido esa frase como el puntapié para el posterior desarrollo de porqué Avengers: Endgame es todo lo que hemos estado esperando, están en lo correcto.
Llegó la cuarta entrega de la saga de los Vengadores, el veintidosavo film del Universo Cinematográfico de Marvel, pero sobre todo la conclusión de 10 años de historia que nos han hecho viajar por diferentes partes del universo. Ahora todos los héroes que hemos conocido a través del tiempo están reunidos y dispuestos a terminar con la máxima amenaza que se les ha presentado hasta el momento: Thanos.
Tras el final de Infinity War nos quedó en claro que aquella fue solo la primera parte de un gran final y teniendo en cuenta que aún así fue grandiosa, automáticamente se abrió la puerta para poder dudar sobre si Avengers: Endgame sería capaz de superarla. Afortunadamente, tras un año de espera, podemos decir que así es. Lo difícil ahora nos toca a nosotros y es explicarles a ustedes el porqué sin entrar en ningún tipo de spoilers, ya que gran parte de la magia de la película radica en sorprenderse cuando parece que ya no hay nada que pueda hacerlo después de una década.
Si hay algo que el MCU ha demostrado con este episodio final, es que la construcción de una trama a través de los años produce grandes frutos. Uno de ellos es el cariño que les hemos tomado a todos aquellos personajes -héroes y villanos- a los que les hemos seguido las pisadas en reiteradas ocasiones y en diferentes contextos. Lo bueno es que el estudio detrás de todas las producciones ha aprendido de errores como el de Civil War y acá no han escatimado en apariciones. La química entre los diferentes personajes vuelve a ser uno de los puntos que magnifican cada uno de los momentos que componen la película, regalando al espectador tanto situaciones cómicas como emotivas, incluyendo varias de las secuencias que hemos estado esperando desde hace mucho.
Sin embargo, esta numerosa fiesta de superhéroes también deviene en un problema que ya se hizo sentir en Infinity War y del que los hermanos Russo tampoco han podido salir airosos en esta entrega. Semejante conglomerado de seres súper poderosos provoca que se vuelva casi imposible prestarle la suficiente atención a todos ellos. Mientras que los verdaderos protagonistas parecen ser los de siempre, muchos otros pasan demasiado desapercibidos e incluso algunos se limitan a aparecer en tan solo algún cameo. Esto acarrea, además, que varios momentos que podrían haber sido mucho más grandes se acaben viendo a la pasada en una sucesión de hechos que claramente van a las apuradas.
Así, en cierto punto, transcurre la primera parte de la película. Aunque la construcción de la trama consigue abrirse paso entre algunos baches, el apuro por contar demasiadas cosas -incluso tres horas parecen quedarse escasas para semejante universo- se hace sentir en reiteradas ocasiones. Durante esta porción del film la historia nos lleva de acá para allá para darnos un panorama un tanto liviano de lo que ha ocurrido con la vida de cada uno de los supervivientes, mientras que muchos de ellos parecen entender situaciones realmente complejas con demasiada facilidad. Claro que no esperábamos grandes introducciones ni enredos en este desenlace, porque sabíamos que veníamos casi exclusivamente a devorar el gran plato fuerte, pero debemos hilar fino para que no engañarnos pensando que todo fue color de rosas.
E hilar fino es una actividad a la que Avengers: Endgame prácticamente nos obliga, porque cuando la película se quiebra hacia la batalla final se nos hace muy fácil olvidar cualquier error que se haya presentado antes. La descomunal batalla en las tierras de Wakanda que vimos en la entrega anterior de los Vengadores parecía casi imposible de superar, pero también nos hemos equivocado al pensar eso. Cuando Cap America, Iron Man, Thor y compañía se enfrentan a Thanos por última vez, nos regalan la secuencia de combate más épica del MCU y una de las más espectaculares de la historia del cine de superhéroes. La piel de gallina se mezcla con el asombro, mientras podemos disfrutar de un despliegue audiovisual de magnitudes inimaginables. Es una verdadera batalla de dioses que es capaz de hacer gritar o dejar boquiabierto a cualquiera. La espera ha valido ciertamente la espera.
Concluyendo, la primera pregunta que se nos viene a la cabeza es: ¿como seguir después de esto?. Es realmente difícil pensar en nuevas películas de superhéroes, teniendo en cuenta que todo parecerá demasiado chico en comparación.
Avengers: Endgame tiene fallos, la gran mayoría provenientes de la misma magnitud de los hechos que la componen, pero es casi imposible prestarles demasiada atención después de que nos dejen alucinados con la batalla final más épica que hemos visto hasta el momento en el género, una que realmente ha puesto la vara excesivamente alta de ahora en más. Diez años del MCU han concluido y lo han hecho por todo lo alto, en lo que seguramente sea el adiós a mucho de los héroes a los que hemos acompañado durante todo este tiempo.