Christian Grey y Anastasia Steele vuelven en la secuela de secuela de Cincuenta sombras de Grey (2015) para enfrentar los misterios y secretos del magnate multimillonario.
Christian Grey (Jamie Dornan – Cincuenta sombras de Grey / 2015 ) vuelve a la pantalla grande pero con el paradigma cambiado en cuanto a su relación con Anastasia Steele (Dakota Johnson – Cincuenta sombras de Grey / 2015): esta vez, quien pondrá las reglas y límites de la relación será ella, ante la opresión y la inestabilidad de Christian. En Cincuentas sombras más oscuras, el poder de Christian Grey sobre Anastasia ya no trasciende por la dominación sexual sino por el dinero, la sobreprotección y necesidad de tenerla -como si fuera un objeto- a como dé lugar.
James Foley (Perfect Stranger / 2007) conduce de manera correcta y pone en claro cómo cambió la relación entre ambos, además de construir en el personaje de Grey un hombre que lucha con sus demonios internos y su naturaleza sofocante. Sin embargo, Foley no ejecuta de manera correcta la narración de la película, con momentos muy bajo de interés debido a su lentitud.
El desarrollo de su argumento se basa en la reacción de Anastasia frente a los secretos del pasado de Grey y como estos se desenvuelven y solucionan en pantalla. El guión, a cargo de Niall Leonard, no alcanzó un grado de compromiso que supere la superficialidad de una relación que torna en ser dura y caótica cuando no lo es: todo logra solucionarse de buenas a primeras sin demasiados inconvenientes entre los protagonistas.
En sí, bajo ningún punto socavan en algo más profundo, íntimo y atractivo para descubrir del propio Grey ya que sus resoluciones se vuelven muy simples, superficiales y predecibles. Tal vez las reglas del juego cambiaron, pero Cincuenta sombras más oscuras continúa por los mismos errores de su predecesora: diálogos mediocres, acciones que no llegan a nada y la eterna promesa por develar algo que nunca va a ocurrir o que no cuenta con el peso dramático para que genere interés.
En la parte del reparto, la dupla entre Dakota Johnson – Jamie Dornan muestran una química en pantalla pero sin llegar a conmover ni empatizar con sus personajes. Lo mejor entre ellos es la necesidad sexual que aflora entre uno y otro, ejemplificado en momentos no tan convencionales ni corrientes, sea por el lugar o en el contexto en el cual se desarrolla esa actividad. Con un guión tan endeble para justificar el accionar de sus personajes, se hace cuesta arriba recrear una interpretación de un nivel superior.
Cincuenta sombras más oscuras, adaptación cinematográfica de la novela homónima de E. L. James publicada en 2012, es un drama erótico que tiene poco contenido y emotividad con el espectador, con personajes limitados por la mediocridad del guión e impulsados únicamente por el material erótico – soft porn.