Rocky y Adonis vuelven a formar equipo, para esta película que los enfrenta a un oscuro pasado y trae consigo la clásica fórmula de la saga.
En 1985 la saga Rocky estrenaba en los cines su cuarta película y presentaba al que, probablemente, sea el rival más icónico de todos los que ha tenido que enfrentar el boxeador italoestadounidense. Ahora, a más de 30 años, la historia parece querer repetirse para el hijo de Apollo y para esta película que, en cierto punto, es lo mismo que vimos en aquella época, pero con un toque más personal.
Creed II nos da la bienvenida con un Adonis consagrándose campeón mundial. Sin embargo, los festejos no durarán mucho ya que Viktor Drago, hijo de Iván, aparecerá en escena para desafiarlo y traer consigo todo un trágico pasado. Entonces, el discípulo de Balboa afrontará una serie de dilemas morales en el que elegir cuáles son sus prioridades será la clave. La sed de venganza y la familia son los puntos claves que se entrelazan en esta historia repleta de golpes y emociones.
Este reboot nació en 2016 y, contrario a lo que todos pudieran pensar, supo separarse de la fórmula que venía imponiendo la saga casi hasta el cansancio desde hace décadas. La Creed original apostó por una historia personal contada con mayor cantidad de detalles, con un protagonista que recorrió una carrera hacia el estrellato mucho más creíble que la que vimos con el semental italiano. Sin embargo, en esta secuela regresamos a los orígenes y vemos cómo la trama de Rocky IV es reciclada, a pesar de tener una premisa diferente, pero con todas las virtudes que vimos y apreciamos en la primera entrega protagonizada por el hijo de Apollo.
Es que el director Steven Caple Jr. decidió satisfacer a todos, tanto a los fanáticos veteranos que esperan ver un poco más de lo mismo, como a los que quedaron a gusto con la cuota de aire fresco que trajo consigo Creed. Entonces, en esta segunda parte tenemos todos los elementos de siempre: la sed de venganza ciega del protagonista, un primer combate fallido, las dudas existenciales posteriores a la derrota, las palabras sabias del entrenador, un entrenamiento duro que fortalece cuerpo y mente, y una pelea final épica, digna de ser encuadrada. Pero, por suerte para la película y el espectador, todo es tratado con un cuidado increíble. Es como ver lo mismo, sí, pero con una mayor calidad. Mientras que la historia es más profunda y se encarga de meterse con mayor intensidad en la vida de los personajes, las peleas son mucho más veraces y potentes.
Y siendo justamente estas peleas un elemento clave en una saga centrada en el boxeo, tenemos que destacar lo bien trabajadas que están. Por supuesto que siguen manteniendo esta cuota de espectacularidad que tanto ha caracterizado a la saga Rocky, con golpes que se estrellan contra las caras de los luchadores sin derribarlos, pero se asemejan mucho más a lo que podemos ver en la realidad. Pero no solo valoramos que sean más creíbles, sino también de la forma en que fueron filmadas, con una utilización acertadísima de ángulos y del slow motion. Tan logradas están que los golpes que recibe el protagonista consiguen traspasar la pantalla, haciendo retorcer al espectador como si el mismo los estuviera recibiendo.
Pero al igual que la saga original no hubiera sido nada sin sus personajes, Creed II no podría transmitir todo lo que transmite sin los suyos. Adonis es tan fuerte como lo necesita, mientras que Rocky Balboa es un mentor extraordinario, con todas sus frases que están destinadas a quedar en el recuerdo. Iván Drago vuelve en una versión más madura, pero que conserva la mentalidad despiadada de siempre. Sin embargo su hijo, Viktor, quizás queda un poco desdibujado al lado de todos los demás y no entendemos por qué, casi no tiene líneas de diálogo. Bianca y Mary Anne acaban de cerrar esta lista casi perfecta, que se potencia gracias a las grandes interpretaciones de los actores. Entre ellos destacan Michael B. Jordan, que vuelve a asumir con total fuerza el rol protagónico, y Silvester Stallone que aumenta su talento conforme avanzan los años.
En conclusión, tras el éxito de la primera parte de este reboot, Adonis Creed regresa para acercarse un poco más a la fórmula que tanto a caracterizado a la saga Rocky, pero le aporta ese toque de frescura que tanto encantó en la primera película protagonizada por el hijo de Apollo. Aunque por momentos puede sentirse más de lo mismo, sabe diferenciarse y ponerle un toque más de calidad a sus elementos.
Creed II encantará tanto a los fanáticos de la vieja escuela, como a los que han valorado este renacer. La película, probablemente, nos regala una de las peleas más épicas, no solo por su contexto, sino también por la forma en la que está filmada y llevada a cabo en general. Esta segunda parte es lo que esperábamos y no nos negamos a ver una más en el futuro.