Una década completa después de su predecesora, la última parte de The Rebuild of Evangelion llega en simultáneo a todo el mundo ¿Está a la altura de las expectativas?
El Retorno del Rey, última parte de la saga del Señor de los Anillos de Peter Jackson, es famosa por tener mil finales. Una reseña de Evangelion 3.00+1.01 Thrice Upon a Time corre el riesgo de lo opuesto, es decir, ser devorada por decenas de comienzos.
¿Empezamos hablando del profundo impacto que tuvo a nivel global, incluyendo Argentina y Latinoamérica, la serie original? ¿Prologamos con un intento por explicar la intrincada conectividad narrativa que une al anime de los noventa, las múltiples versiones de la primera película y la tetralogía The Rebuild of Evangelión, de la cual 3.00+1.01 es la conclusión? ¿Nos metemos de lleno con la larga y compleja saga de este mismo film, estrenado casi una década luego de la 3.0 You Can (Not) Redo? ¿O reconstruimos la trama detrás del contragolpe maestro de Amazon Prime, que estrenó de manera exclusiva y simultánea en todo el mundo al film, luego que Netflix se quedara con los 26 episodios y The End of Evangelion?
Empiece como empiece, no hay nada que pueda decirse en una reseña de Evangelion 3.00+1.01 no se sienta como poco, o quizás, demasiado. Y esto es quizás el mayor elogio que pueda hacerse de este último fin de la tetralogía: es una dosis pura y dura de Evangelion. Tras más de veinticinco años del estreno original, su creador Hideaki Anno continúa siendo tan desmesurado, desafiante, sin hacer concesión alguna con nadie.
Si no había quedado claro en 3.0 You Can (Not) Redo que la saga de Rebuild ya no era una simple remake, 3.00+1.01 Thrice upon a time comienza bien lejos de Tokyo-3, en Paris, donde WILLE, la agencia anti NERV encabezada por Misato Katsuragi intenta capturar una base de la rama europea del enemigo. La sensibilidad detrás del diseño mecánico, así como del storybording de la acción quizás sean dos de los puntos en que esta “reimaginación” de Evangelion se aleja de la serie original, más cerca quizás de lo que hacen en Studio Trigger, exempleados de Gainax como Anno. De hecho, recuerda mucho a Promare, su largometraje de 2019, que por lo menos hasta hace poco se podía ver también por Amazon Prime.
El debate CGI si, CGI no es uno arraigado en el mundillo de los fans del anime. Evangelion 3.00+1.01 no sé si cambiará muchas opiniones. Ciertamente se ha llegado al punto donde, por lo menos con un presupuesto como el de este film, los resultados son muy buenos. Anno explota al máximo las herramientas que tiene a mano, creando escenas de pelea con cientos de combatientes en pantalla, como si de un videojuego musou se tratara. Incluso se da el lujo de ser irónico en su uso, en un momento “empeorando” la calidad de los renders para que parezcan salidos de un jueguito de Play 2. Por otro lado, las cimas del medio que alcanzaron producciones “a mano” como Akira o los films de los ochenta y noventa de Ghibli parecen estar lejos aún.
Luego de esta secuencia de acción, Evangelion 3.00+1.01 baja muchísimo el ritmo. Se vuelve a introducir a Shinji, Asuka y Rei, inmediatamente luego de la entrega anterior, ahora perdidos en una pequeña aldea donde abundan los reencuentros. Toda esta sección de la película recorda los films más costumbristas de Isao Takahata, como la hermosa Recuerdos de Ayer, viendo aquí como los personajes se integran (o no lo hacen) al estilo de vida de la gente sencilla, que vive un día a la vez.
Si el homenaje a Takahata es un invento mío o realmente fue intencional, no lo sé. (El posterior guiño a Satoshi Kon, otro maestro del anime que también falleció durante la producción es demasiado certero para que no lo sea). Pero lo cierto es que Evangelion 3.00+1.01 es una película que pareciera ser muchas películas. Aquí entra de nuevo esa palabra que ya escribí arriba: desmesura. Como si no hubiese editor o productor alguno poniendo los puntos, Anno y su equipo deja correr aquí sus ideas, explorando múltiples modos o estados de ánimo a lo largo de las más de dos horas y medias que dura el largometraje.
Después del drama costumbrista le toca el turno a la falopa sci-fi mística, y que falopa hermosa es esta. Diálogos intrincados con términos opacos que refieren al cabalismo y la matemática topológica se trenzan de manera tal que hacen parecer a la serie original como una sitcom accesible. Todo rebajado por una búsqueda estética permanente (la gente de Studio Khara parece haber estado muy interesada en explorar texturas, con secuencias de alto valor experimental, oníricas) y momentos de caracterización bien logrados. Porque incluso en la locura supina a la que asciende el desenlace de Evangelion 3.00+1.01, reconocemos a esos personajes que conocemos desde ya hace una vida, quienes toman decisiones que hubiesen tomado entonces de encontrarse en esta situación nueva.
En el clímax, y nunca es mejor usado ese sustantivo que para describir un desenlace de Evangelion, la lección es la misma que siempre fue: crecer. El viaje de Shinji es y sigue siendo aquel de quien madura, de quien abandona la misantropía egoísta del adolescente que se cree que sus desplantes son un producto justificado de un dolor que cree único e irrepetible, para darse cuenta que todos sufrimos, que no somos únicos, y que justamente por eso, no estamos solos.
Quizás lo novedoso acerca de cómo esta contado el final del viaje en Evangelion 3.00+1.01 es que un Anno más viejo se permite dejarlos a Shinji y Gendo tener esa charla padre hijo tan postergada. Y en ella, encontrar algo de compasión por el maquiavélico comandante. Él es como su hijo, un Shinji que creció endurecido, sin una Misato, una Asuka, un Kaji, unos Touji y Kensuke que le fueran ablandando el ensimismado ego.
Es que, al final de todo, se revela que Evangelion 3.00+1.01 no es más que una despedida de Anno para con su obra manga. Para él, crecer, porque siempre seguimos creciendo, hoy significa decir “adiós, Evangelion”. Y quizás, para nosotros también lo sea. La última escena, con los eternamente adolescentes pilotos de los Eva finalmente adultos y una canción pop optimista que musicaliza los créditos, indica que seguir adelante con la vida, incluso cuando algo que amamos queda atrás, es siempre una razón para alegrarnos.