Get Out ¿puede una crítica al racismo norteamericano funcionar a nivel masivo y convertirse en un clásico instantáneo?
Get Out se estrena esta semana en Argentina, pero viene causando furor en el resto del mundo desde su estreno en febrero. La película fue escrita, dirigida y producida por Jordan Peele (MadTV, Key & Peele, Keanu) en su debut como director, y es una de las grandes sorpresas del año. Específicamente porque Get Out es el producto de un trabajo muy fino e inteligente por parte de Peele, un hombre que tiene una amplia trayectoria en la comedia y experiencia en expresarse a través de la sátira.
La historia: Chris (Daniel Kaluuya) y Rose (Allison Williams) son pareja hace cuatros meses y deciden que es momento de conocer a los padres de ella. Los dos viajan hacia Alabama para conocer a Missy (Catherine Keener) y Dean (Bradley Whitford), quienes viven en una hacienda junto a su hijo menor Jeremy (Caleb Landry Jones) y sus dos empleados de color, Walter (Marcus Henderson) y Georgina (Betty Gabriel).
En un principio, Chris cree que el comportamiento demasiado complaciente de los padres se debe a su nerviosismo por la relación interracial de su hija. Pero a medida que pasa el fin de semana, entiende que la armonía de la casa de los Armitage es producto de algo más perturbador de lo que se imagina.
Get Out es una película esencialmente estadounidense, y basa su argumento en una parte tan importante como terrible de la idiosincrasia de ese país: el racismo. Es necesario aclarar su país de origen ya que, aunque la película está muy bien ejecutada, Get Out brilla porque evidencia el problema del racismo norteamericano en cuantos niveles puede; y la tensión que se genera en el film es producto tanto del componente sobrenatural de la historia, como de un ambiente de condescendencia y segregación que resulta demasiado cotidiano.
La película se produjo en un contexto social muy particular y junto a otras producciones como Luke Cage o Dear White People se acopla a la búsqueda de movimientos como el #BlackLivesMatters. El mismo Jordan Peele comentó que escribió un primer guión durante la primera presidencia de Obama, pero la exposición de casos de racismo extremo de hace unos años lo convencieron de sacar adelante este proyecto. Es importante remarcar esto porque la carga simbólica de Get Out es uno de sus mayores aciertos.
Todo esto es mucho más claro cuando entendemos el nivel de atención a los detalles que tiene Get Out. La banda sonora es reminiscente a piezas del cine clásico de terror, pero también tiene canciones modernas de la cultura negra como Redbone de Childish Gambino, que nos advierte de “estar despiertos” a los peligros que nos rodean. Los peligros que rodean a Chris no solo se evidencian en las situaciones cotidianas de segregación a las que los habitantes de la hacienda lo exponen, sino también en referencias históricas al racismo: desde conceptos como el de “white supremacy”, esclavitud, violencia contra personas de color; hasta el uso de expresiones clásicas de origen racista para referenciar situaciones triviales del film, estas ideas están presentes a lo largo del film tanto de manera explícita como implícita.
Otro punto a favor del guión es que Get Out no subestima al espectador. Es una película de manual, sí: la estructura y los actos están claramente marcados y parte de la premisa inclusive toma elementos (tal vez muchos) de otras películas del género como La Invitación o Martyrs. Pero se apoya en los clichés para exponer no sólo las pretensiones que el espectador tenga sobre el cine de género, sino la de los mismos personajes sobre sus roles. Ninguna situación se da porque sí, y es muy gratificante cómo cada pieza de información que se nos dio en la película encaja durante sus últimos minutos.
Los personajes son otro aspecto fuerte de Get Out. El protagonista es un personaje inteligente que sólo cae en la trampa bajo la manipulación de los que lo rodean y no por actos forzados, como sucede en otros casos dentro del género. Las intervenciones de Rod (Lil Rel Howery), el mejor amigo de Chris, cortan en ocasiones la tensión del film y son las que generan la mayoría de las carcajadas en la sala; y aunque podrían ser menos, cada aparición de Rod es magnífica. Sobretodo porque el personaje representa en gran parte al espectador: es quien desde el principio sabe que las cosas van a salir mal en la casa de los Armitage, pero tampoco tiene idea de cómo.
En conclusión, Get Out es un thriller excelente, que funciona tanto como un ejemplo del género de terror como un ejercicio de crítica social. Es un gran film cuya profundidad puede dejarse pasar si uno no tiene presente las ideas a las que hace referencia, pero que sólo a nivel superficial ya demuestra que es un producto hecho con inteligencia.