Mi villano favorito 3 viene a llenar de niños las salas de cine, y de Minions todas las jugueterías.
Yo, por mi parte, no me engaño. Sé que nada de lo que diga en esta crítica de Mi Villano Favorito 3 tendrá efecto alguno en el destino de la película en los cines argentinos. Millones de padres, tíos, abuelos y hermanos mayores llevarán a los niños a verla en las vacaciones de invierno, e inevitablemente será uno de los films más vistos del año en el país y en el mundo, como sus dos últimas entregas supieron ser. El poder de convocatoria de los pequeños y amarillos Minions es demasiado poderoso para hacerle frente. Contando con este conocimiento Illumination Entertainment ha creado una amena aventura que si bien bajo ningún punto de vista destaca, cumple su cometido de divertir durante hora y media a su público propuesto.
El director francés creador de la serie Pierre Coffin, secundado por el codirector de Minions Kyle Balda, usan el truco más viejo del manual para generar el conflicto que pone en marcha la trama. Deprimido y despedido de su trabajo en la Liga Anti-Villanos, Gru (Andrés Bustamante en la versión doblada) descubre que tiene un gemelo del cual fue separado al nacer llamado Dru (también Andrés Bustamante). En un pacto realizado cuando eran bebés, el padre se quedó con un gemelo y la madre con otro, prometiendo nunca hablar de la existencia del otro. Sin embargo, Dru ha descubierto sobre la existencia de su hermano, y lo invita a él y a toda su familia a visitar en su mansión ubicada en un lejano país ficcional europeo. Además de la inesperada riqueza del gemelo perdido, otros secretos familiares los estarán esperando a Gru para hacerlo repensar su pasado y futuro.
Lo simple del conflicto narrativo es un síntoma del punto más flaco de Mi Villano Favorito 3, la falta de desarrollo de los personajes. Luego de tres películas y un spin-off, el paso del tiempo no ha dejado ninguna marca en los protagonistas, especialmente notorio en el caso de Margo (Monserrat Mendoza), Edith (Michelle Ortega) y Agnes (Itzel Mendoza). Al igual que Los Simpsons, las tres niñas parecen condenadas a una infancia eterna, que hace a sus conflictos sufrir de repetición y agotamiento ¿Cuántas lecciones más necesitan aprender las niñas para que se les permita madurar? En el año de La Mujer Maravilla, la historia de Lucy (Andrea Legarreta) también aparece como bastante pobre.
Saliendo del elenco principal, la caracterización de otros personajes que intervienen en la trama es caricaturesca, bordeando el estereotipo ofensivo. Pareciese que la única investigación que realizaron los guionistas y dibujantes para crear la ciudad donde reside Dru fue leer libros de chistes de gallegos y tanos.
También puede interesarte: Trailer Mi Villano Favorito 3
Luego del salto de calidad que dio Pixar la década pasada, se espera más de este tipo de cine. La comparación con Los Increíbles, ambas historias sobre superhéroes y villanos, deja en claro el contraste. Allí donde Brad Bird triunfó creando una familia con problemas y maduración reales decorado con lo espectacular de lo superheróico, Mi Villano Favorito 3 se contenta con ser una serie de gags chistosos con una trama que solo pretende empujar el film hasta el desenlace.
El problema de la falta del paso del tiempo también se siente desde lo visual, utilizándose desde el año 2010 una y otra vez los mismos modelos animados para los personajes. El costo de las películas de Illumination, menos de la mitad que una de Pixar o DreamWorks, parece tener incidencia en este rubro. Aunque es cierto que si bien la reutilización de diseños y calidad de animación inferior se comprenden desde esta óptica, el menor presupuesto no excusa las secuencias de acción poco originales y un diseño en general poco atractivo.
El único toque visual distintivo de la película es Balthazar Bratt (Jay de la Cueva), un exestrella infantil de los ochenta que hace el mal desde su resentimiento por la cancelación de su show, que da un toque retro a todas las escenas en que se encuentra. La trama del villano está claramente apuntada a los padres de los niños, plagada de hits musicales del período que debieron costar una fortuna licenciar. El doblaje latino, en lineas generales correcta, sufre aquí en la necesidad de traducir referencias culturales muy específicas de la época y el idioma.
El gran atenuante a la mayoría de estas quejas narrativas y formales es el buen ritmo que tiene la película. Gracias a una duración justa y a la simpleza de los arcos de cada personaje, logra tejer muchas historias (Gru y su hermano, los minions, Bratt, Lucy y Margo, Agnes y el unicornio) de una manera, aunque no profunda, si entretenida y satisfactoria. Esta no es una característica menor en épocas de tanques hollywoodenses editados como monstruos de Frankenstein, incapaces de contar una historia coherente. Cualquiera que vea películas de superhéroes sabe bien a que me refiero.
A la hora de evaluar, debemos regresar a nuestra afirmación inicial sobre quién es el público de este film y las razones de su creación. Los niños se reirán con cada una de las intervenciones de los Minions, no importa que tan poco originales y molestas sean sus canciones, y los padres sentirán nostalgia cuando Bratt se proponga a robar joyas escuchando Michael Jackson y Phil Collins. En resumen, Mi Villano Favorito 3 es una entrada más en el canon del pochoclo CGI, y en esos términos es una película que esta por encima de la media (te veo a vos, Era de Hielo). Entretiene, si nunca sorprende, y cuenta una historia de manera sencilla que podría enseñarle mucho a los editores de Warner Bros. Pero para quien no tiene hijos menores de 8 años, difícilmente pueda recomendarla.