La Segunda Guerra Mundial, experimentos nazis y un buen puñado de zombis se combinan en Overlord, la película de Julius Avery y J.J. Abrams.
En los últimos meses nos enteramos de que Overlord es parte del alocadísimo universo de Cloverfield. Si a esto le sumamos el conflicto bélico más grande de todos los tiempos, una misión clave para el famoso Día D y soldados nazis transformados en súper zombis, solo podíamos esperar una combinación sangrienta, explosiva y mínimamente entretenida. ¿Es así de efectivo el resultado? Te lo contamos.
La película de Julius Avery comienza su historia tan solo unas horas antes del desembarco de Normandía, momento en que un grupo de soldados norteamericanos emprenden una difícil misión que tiene como fin destruir un puesto de avanzada alemán, movimiento clave para el limpio desembarque de las tropas estadounidenses. Con más bajas de las pensadas, los pocos sobrevivientes conseguirán colarse entre las líneas nazis para descubrir que adentro de la iglesia hay mucho más que una antena y que los experimentos del Reich no tienen límites.
Overlord nos da una cálida bienvenida con una escena espectacular: un avión repleto de soldados -incluidos los protagonistas- sobrevuela la artillería alemana mientras el capitán dice sus motivadoras palabras. Sin embargo, las balas no tardan en acertar y todos deben saltar desesperadamente al vacío. La secuencia se construye con un ritmo trepidante y así se mantiene durante la primera parte de la película. Pero más adelante los protagonistas se ponen a salvo y el clima se corta de golpe, entrando en juego una segunda etapa del filme bastante más lento y medido, con escenas que parecen no estar del todo justificadas. Es cierto que es necesario un respiro de vez en cuando, pero quizás este fue demasiado largo.
No obstante, durante el último tercio, la cosa vuelve a tomar vuelo y de hecho nos lleva mucho más alto que al principio. La combinación de soldados y zombis se hace presente, convirtiéndose en un festival de tensión, terror, armas, balas, explosiones, fuego y mucha, mucha sangre, todo narrado y justificado con la suficiente coherencia como para que resulte creíble a pesar de sus múltiples elementos de ciencia ficción. Es que justamente es allí en donde la producción de Julius Avery cobra gran fuerza, a la hora de contar una historia que desde el vamos parece increíble, pero que a final de cuentas termina resultando veraz.
Pero aclaremos una cosa, más allá de lo que pueda presuponer el concepto “zombis nazis”, Overlord no es la típica película de muertos vivientes en las que hordas incesantes persiguen a las víctimas haciéndolas caer una a una, de principio a fin. Acá las cosas ocurren poco a poco y hacen foco en los diferentes elementos de la Segunda Guerra Mundial, incluso brindando una mirada y una crítica hacia los límites que pueden llegar a romperse con tal de triunfar en un conflicto bélico de tal magnitud. De esa forma también es que la cinta gana distinción, alejándose de los clásicos recursos del género -pero sin despegarse de los estereotipos, claro está-, renovando la fórmula y aún así presentando unas terroríficas criaturas.
El clima además se fortalece con una fotografía muy acorde a una película de la 2GM con tintes de terror, un guion sólido y un elenco revelación que está a la altura de todos los demás componentes. Pilou Asbæk (Euron Greyjoy en Game of Thrones) encabeza la lista como el siempre repulsivo comandante del Führer, demostrando una vez más que los papeles de villano se le dan bien. Jovan Adepo se pone al hombro el rol de protagonista y lo sostiene con firmeza de principio a fin, acompañado por un Wyatt Russell (hijo de Kurt) al que la herencia le regaló un indudable talento. John Magaro, Iain De Caestecker y Mathilde Ollivier completan las caras principales redondeando un gran nivel de interpretaciones.
Concluyendo, todos aquellos que vayan al cine esperando la típica película de zombis en la que hordas persiguen a un grupo de personajes estereotipados de principio a fin, se llevarán una sorpresa. No obstante esa sorpresa seguramente sea grata, ya que encontrarán muchos de los elementos que más puedan gustarles dentro del género y además una renovación de la fórmula completamente efectiva, que asegura gore y entretenimiento en igual medida.
Overlord, de Julius Avery y J.J. Abrams, es un relato de la Segunda Guerra Mundial que aprovecha el tema de los experimentos nazis para construir una narración verosímil alrededor de la posible creación de un ejército definitivo, conformado por personas que volvieron a la vida, y la transforma en una película con escenas frenéticas y momentos de diversión asegurada, incluso a animándose a deslizar alguna que otra crítica a los límites de la humanidad por debajo de la mesa. A pesar de todo esto no parece una película destinada a la grandeza, pero sí que es lo suficientemente atractiva como para que valga la pena pagar la entrada de cine.