Sudeste asiático, criaturas mitológicas y un mundo mágico copan la pantalla en Raya y el último dragón, la nueva película de Walt Disney Animation Studios.
La belleza cultural del sudeste asiático y su mitología es algo que cada vez que es bien explorado termina siendo un producto difícil de resistir. Pasó con Avatar: The Last Airbender y The Legend of Korra, y aunque las comparaciones en las redes no se hicieron esperar, Raya y el último dragón es un producto único y no, como muchos marcaron, una copia de la obra de Nickelodeon.
Con una producción íntegramente realizada vía homeoffice y la dirección de Paul Briggs y Dean Wellins, Raya y el último dragón llega a las salas de cine y Disney+ para contar la historia de Kumandra, una nación que supo coexistir en paz, pero que tras el conflicto que llevó a la desaparición de los dragones, ahora está fracturada en cinco tribus: Hart, Fang, Spine, Tail y Talon.
La protagonista de esta aventura es Raya, a quién presta su voz Kelly Marie Tran (Star Wars: The Last Jedi), se embarca ni bien comenzada la historia en la misión de encontrar a Sisu (Awkwafina), el último dragón que desapareció hace 500 años y tiene el poder de restaurar la paz en el mundo, uniendo nuevamente las cinco naciones.
Desde el vamos, esta historia nos deja en claro su mensaje, y sí, todas las películas de Disney tienen uno, y acá es la confianza. Las naciones, enemistadas entre sí, usan como excusa para cualquier acción la falta de confianza y de hecho la secuencia que desencadena toda la aventura se da justamente por esto, pero no vamos a entrar en spoilers. Si bien el mensaje es claro y contundente, es más que evidente que no tiene el punch emocional de películas como Coco, sino que más bien lleva el estilo de Moana, dónde el mensaje sirve a la trama pero no es el punto más fuerte de la película.
El gran valor que tiene Raya y el último dragón reside en la estética y cultura que ambientan al universo de Kumandra con sus naciones, una tan dispar de la otra, y gran variedad de personajes. Tal vez esta virtud y gracia termine siendo un poco el talón de Aquiles de esta película ya que deja la sensación de no poder terminar de explorar a todos los personajes que aparecen, haciéndome sentir que este concepto hubiese funcionado mucho mejor como una serie animada que como película.
Con respecto a la animación, ¿qué hay para decir que no se haya dicho de cuanta película ha estrenado Disney? La cinta posee un exquisito manejo de la paleta de colores que utiliza para ambientar cada nación, haciéndonos sentir la diferencia en cada tierra, pero a la vez utilizando un hilo conector que te indica todos esos países son en realidad uno solo.
El diseño de los personajes es un poco más anatómico que la clásica animación de Disney, lo cual para esta película es un gran acierto ya que se complementa a la perfección con las variadas escenas de acción y nos dan momento realmente épicos a lo largo de todo el largometraje.
Si bien Raya y el último Dragón acaba de estrenarse en sus distintos formatos, no quedan dudas que estamos ante un producto que lleva un potencial enorme para crecer. Al universo que nos muestra recién le hemos podido conocer la punta del iceberg y nos gustaría poder seguir explorando toda la mitología y lore que se han presentado a lo largo de la película, más teniendo en cuenta que su principal falencia es la velocidad a la que transcurren los eventos.