Bradley Cooper debuta como director y A Star Is Born, su primera estrella detrás de las cámaras, realmente brilla.
Warner Bros. y Metro-Goldwyn-Mayer le dieron la derecha a Bradley Cooper quien decide convertirse en director con A Star Is Born, una película que tiene todos los elementos del típico cine de Hollywood, se siente como una típica cinta de Hollywood, pero que no lo es, consigue distinguirse y cumplir con todo lo que se propone.
En este cuarto remake de la cinta de 1937 -que también tuvo su versión en 1976 con Barbra Streisand y Chris Christopherson como protagonista- nos permite conocer a Jackson Maine (Bradley Cooper), un famoso cantante country borracho que ya no disfruta de lo que hace y se enamora de Ally (Lady Gaga), una joven con mucho talento para la música. Juntos verán cómo ella crece como artista, mientras todo lo que los rodea se desmorona poco a poco.
Cuando uno comienza a ver A Star Is Born bien puede pensar que está ante una película romántica más del montón y puede que al principio se sienta así. Sin embargo pronto toma su propio camino y empieza administrar pequeños altibajos sentimentales que provocan un mar de sentimientos en el espectador. Es que la cinta es tan encantadora como desgarradora cuando se lo propone y sí, se propone esos cambios constantemente. La mano de Cooper ha estado muy acertada a la hora de mover los tiempos, para que justo cuando se empieza a disfrutar de algo llegue ese balde de agua fría a recordar que se trata de un drama y no de una comedia de amor.
Pero no se confundan, el amor sí que está por ahí dando vueltas y es gracias a la gran química que hay entre Jack y Ally. A pesar de sus diferencias los músicos viven un amor profundo y real, en gran parte conseguido gracias a las enormes interpretaciones de Bradley Cooper y Lady Gaga, quien hace su debut en la gran pantalla demostrando que no hay escenario que la intimide. Sus personajes están increíbles, él un músico que ha perdido el amor por lo que hace y lo demuestra con sus tristes ojos, mientras que ella está descubriendo el universo que siempre añoró y quiere conquistarlo. El resto del elenco acompaña a la altura, siendo esto clave cuando hablamos de personajes secundarios que juegan pequeños roles indispensables en el correr de la historia.
Y las interpretaciones de todos ellos son claves si sabemos que A Star Is Born busca constantemente generar algo en quienes la ven. Lo bueno es que, gracias a la naturalidad de cada una de sus secuencias, la película lo consigue y de forma genuina. Es cierto que hay escenas que pueden rozar lo cursi o lo trillado, pero por poco consiguen mantenerse al margen de los estereotipos, acertando en las cuotas de sencillez y realismo, con diálogos que no buscan en ningún momento ser poéticos sino todo lo contrario. Acompañando a esta profunda búsqueda sentimental, además, aparecen una serie de canciones que no solo suenan con gran intensidad ignorando por completo la borrachera de su vocalista sino que magnifican la relación que hay entre los dos enamorados. Recuerden, varios de los temas seguirán sonando en sus cabezas una vez acabada la función.
Pero a pesar de todo el ruido y la música, Cooper ha entendido que una buena película debe saber guardar silencio cuando lo necesita. Es que quizás es allí donde más se aleja de los estereotipos de Hollywood, cuando se mantiene en silencio, cuando entiende que las cosas no se deben dar por hechas, cuando omite cosas que se dan por entendido para poner foco en los detalles, en las miradas, en los momentos. De a ratos recuerda al cine minimalista que abunda en Europa, que genera climas y sensaciones sin decir siquiera una palabra.
En fin, podríamos estar ante una película romántica que sirva para quedarse en casa un viernes por la noche y disfrutarla, sin pensar demasiado, con unos pochoclos en la mano mientras tarareamos alguna canción pegajosa. Sin embargo, su debutante director ha optado por hacer algo mucho más profundo, vivo, real e inequívocamente creíble. A Star Is Born agarra esa mezcla de romance melodramático y lo convierte en un emblema de sinceridad, con un ritmo perfecto para contar una historia calculadamente desgarradora.
Y tanto como Bradley Cooper brilla detrás de cámara, también lo hace cuando se pone delante. Sus ojos constantemente brillosos nunca demuestran felicidad, en sintonía con su sufrida vida, no al menos hasta que conoce a Ally. Allí es donde también entra en escena la grandísima interpretación de Lady Gaga, la cual no solo brilla como actriz sino también cuando se pone a cantar, con esa garra característica que pone en sus shows.
A Star Is Born claramente no sobrevivirá a la mirada de aquellos cínicos que la tilden de cliché hollywoodense, no obstante quienes sepan mirar más allá encontrarán en ella un punto justo entre todos aquellos atributos que brinda el cine norteamericano y el cine dramático de más alto nivel. A Star Is Born es una estrella que brilla.