Suicide Squad llega a la gran pantalla antecedida por un movimiento promocional que ponía las expectativas muy en lo alto. No hay dudas, esta obra de DC está a la altura de las circunstancias.
Un grupo de villanos se ponen a disposición de la justicia en este film de David Ayer, que plantea un universo mucho más sombrío de lo que nos tienen acostumbrados las últimas producciones del género. Un enorme combo de virtudes, con algún que otro altibajo, ponen a Suicide Squad en una inmejorable posición.
La película nos cuenta como Amanda Waller, líder de la agencia secreta A.R.G.U.S., decide hacerle frente una visita alienígena con intenciones malignas con una curiosa estrategia: Reunir a los más crueles villanos para que hagan frente a esta amenaza.
Mientras que en el último tiempo hemos visto, en los films del género, un desequilibrio entre historia y escenas de acción (mucho de una o exceso de otra), Suicide Squad le dedica el tiempo perfecto a cada una de las partes. Desde la presentación de los personajes y la explicación de los hechos, hasta las grandes batallas y el desenlace, la obra mantiene un ritmo trepidante y no deja ningún espacio vacío. Pone el foco necesario en cada uno de estos puntos tan necesarios.
Y es que David Ayer apostó a la calidad. Alejándose de la fórmula fácil de continuas y frenéticas peleas sin demasiada justificación. Posa, sobre una sólida base argumental, una trama bien trabajada y un caos con un claro trasfondo.
En cuanto a los personajes que nos presenta, entre los que destacan Harley Quinn y Deadshot (aunque ninguno pasa desapercibido), podemos decir que ningún detalle está librado al azar. El pasado de cada uno está representado de forma concisa y contundente. Luego, llevados a la acción, están perfectamente representados con sus toques psicóticos, algo malévolos, pero a la vez con ese toque de humanidad que no pueden dejar atrás.
Por otra parte, algo que se le puede reprochar a la cinta, es la incidencia del Joker en la historia, teniendo en cuenta que fue símbolo de la promoción del film. Solo con su aparición inicial hubiera justificado su presencia, el resto de las escenas que le tocan son solo para darle espacio, ya que sus secuencias realmente no tienen relevancia en los acontecimientos. De no haber estado, más que un par de minutos, todo funcionaría igual.
Y si hablamos de los actores encargados de darles vida a estos peculiares personajes, Suicide Squad tiene muchos puntos ganados. Will Smith (Deadshot) y Margot Robbie (Harley Quinn) sobresalen por sobre los demás, justificando su protagonismo. Jared Leto, quien no puede librarse de la inevitable comparación con el gran Joker de Heath Ledger, se desenvuelve en una performance más que aceptable (aunque realmente no tuvo mucho tiempo para mostrarse). Por sus partes, Cara Delevingne, Jai Courtney, Joel Kinnaman, Viola Davis, Karen Fukuhara, Adewale Akinnuoye-Agbaje y Jay Hernández, no se quedan atrás.
Todos estos componentes están respaldados por un gran apartado técnico. Los efectos especiales y el maquillaje son increíbles, generando, junto con los ambientes, una excepcional belleza visual estilo cómic. Todo esto es acompañado, además, por una elección musical perfecta y efectos de sonido impactantes.
Es verdad que la película podría haber durado más. La producción cuenta con material de sobra para haber extendido sus dos horas, más si sabemos que muchas escenas fueron eliminadas y que recibió reformas de último momento.
Suicide Squad provocó, desde la previa, que se la juzgara con una vara muy alta. El director David Ayer, consciente de ello, no tuvo ningún temor en el rodaje y puso en la gran pantalla una obra a la altura de lo pedido.
Un nuevo y sombrío film de DC llega a los cines y se posa, con comodidad, en el podio de las más grandes producciones de superhéroes (o antihéroes).