Llega al cine un nuevo drama basado en hechos reales Un Viaje Extraordinario con Colin Firth y Rachel Weisz.
Quién siga Geeky y mis reseñas de cine para el sitio, si es que tal lector existe, sabrá que no siento particular afinidad por las películas biográficas o “biopics”. Por esta razón ya tenía sentimientos encontrados antes de sentarme en la sala para la proyección de The Mercy, cuya traducción literal es La Piedad pero que en nuestro país fue titulada Un Viaje Extraordinario por alguien que claramente solo vio el tráiler de la película.
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Para empeorar los tantos el film, que narra la historia real de un inglés de pueblo chico que se dispone en los años sesenta a circunnavegar el mundo en velero para ganar un concurso, cuenta con la actuación protagónico de Colin Firth, ganador del Oscar por El Discurso del Rey, y fue dirigida por James Marsh, el artífice de La Teoría del Todo. Es decir, dos películas que ejemplifican a la perfección ese cine sobre la vida de los “grandes hombres” que tanto les gusta premiar a la envejecida Academia de Cine yanki.
A lo sumo, pensé, disfrutaré de la visual de la aventura marítima. En este respecto no me equivoqué, ya que las secuencias de navegación de Un Viaje Extraordinario están filmadas con maestría por Marsh y su cinematógrafo Éric Gautier, realmente capturando la textura y la vasta escala del océano. La banda sonora del fallecido Jóhann Jóhannsson acompaña con elegancia, aunque no logra la altura ni la personalidad de sus trabajos con Denis Villneuve o la también póstuma María Magdalena.
Pero cuando el guión de Scott Z Burns (The Bourne Ultimatum, Contagion) pega un volantazo que no espoileare promediando la historia, la película va más allá de humanizar a su héroe comienza a deconstruir el género de las biopics sobre “grandes hombres” con una valentía admirable.
Es a partir de esta lectura que más se puede disfrutarse Un Viaje Extraordinario, entendiendo que abandona la idolatría que sienten la mayoría de los biógrafos por sus objetos de estudio y se anima a explorar los matices e incluso lo imperdonable.
En este sentido cuando el publicista Rodney Hallworth (David Thewlis) le dice al protagonista Donald Crowhurst que representa el espíritu intrépido que Inglaterra perdió luego de la Segunda Guerra Mundial, más que una reafirmación nacionalista de las que les gusta a los británicos pos Brexit, es un comentario sobre ese valor que quizás nunca estuvo ahí para empezar.
Lamentablemente a pesar de todo el ánimo de ir a contrapelo de las convenciones de la biopic Un Viaje Extraordinario se deja sin tocar uno de las peores, atrapando a Rachel Weisz, buena actriz si las hay, en el papel de la millonésima esposa abnegada que espera con ojos llorosos al lado del teléfono noticias de las hazañas de su hombre.
Estar atado por “hechos reales” no es una excusa en este frente, pudiendo optar como hizo la excelente Lost City of Z de James Gray por comentar historiográfica y sociológicamente la naturaleza de la relación de poder y género que ataba a la esposa con su marido.
A la desdichada Rachel Weisz no se le permite renegar de la lealtad para con su esposo ni siquiera al final de la película cuando todo ya está dicho y hecho, lo cual es irracional o simplemente ficticio. Quizás haya ahí, en la vida y los sentimientos de Claire Crowhurst una historia más importante y más poderosa para comentar sobre los “grandes hombres” y que Marsh cuenta solo a medias.