Al igual que los libros, los cómics o hasta las propias historias reales que inspiran a la industria del cine…¿Por qué no tomar también el mundo tan abarcativo y exponencial como lo es el de los videojuegos?
En la nueva era de la cultura pop y la devoción por consumir productos relacionados a este ámbito, estaba al caer la interacción entre el cine y los joysticks. Ahora, ¿Cuáles de estos experimentos -porque todavía no son muchos los desarrollados- llegaron a buen puerto recreando ese clima o ambiente tan especial que proponía el juego frente a nuestras pantallas? Una gran franquicia en los bits -como Mario Bros– no necesariamente genera una buena interpretación para bajar ese contenido interactivo de una consola a la pantalla. Aunque la conexión entre sí es similar y directa con el público-gamer, no es así la manera de llevarlas a cabo, cada una en su ámbito, ya que las necesidades frente al consumidor son otras.
Super Mario Bros. (Anabel Jankel y Rocky Morton – 1993)
Si hablamos de iconos gamers, tal vez Mario Bros sea catalogado como el más importante. Lamentablemente, la película live action de 1993 no le hace el honor que se merece. Súper Mario Bros. fue dirigida por la dupla de Anabel Jankel y Rocky Morton, teniendo como protagonistas a Bob Hoskins y a John Leguizamo, quien fue el único sobreviviente referido a lo actoral en la gran pantalla de lo que fue este bizarro producto. De por sí, resulta muy difícil y complicado trasladar de manera lógica, consciente y real la historia de Mario y Luigi a lo real, palpable y sintético. Más aún, si la película no comprende una base sólida desde su guión y dirección cayendo en baches, diálogos mediocres e interpretaciones de baja calidad.
Ni siquiera tuvo la contención de sus fanáticos, ya que se distorsionó de manera grave y abrupta personajes, historias y acciones del juego por el agrado del director, que más que plasmar esa identidad tan absorbente que se desarrolla en el juego, logró todo lo contrario. Tampoco su tipografía, ni tono en los colores –mucho más oscuros- fueron algo similares entre juego-película. La historia de Súper Mario Bros. es incoherente de pies a cabeza sin siquiera poder sujetarse de nombres, lugares comunes al juego por la mala lectura de la dupla directiva para llevarlo a la pantalla. Tal vez, sean los hermanos lo único y mínimamente rescatable de toda la película.
MORTAL KOMBAT (Paul W. S. Anderson – 1995)
¿Qué amante del cine y los juegos no conoce la famosa canción de Mortal Kombat? Producida especialmente para la película de 1995 con el mismo nombre y bajo el lente de Paul W. S. Anderson -de quien hablaremos un poco más adelante-, la película de una de las franquicias de pelea más importantes fue aceptable y obtuvo críticas diversas.
Protagonizada por Christopher Lambert, Robin Shou, Linden Ashby, Cary-Hiroyuki Tagawa, Linden Ashby y Bridgette Wilson-Sampras, Mortal Kombat poseía un guión endeble, interpretaciones mediocres y con efectos especiales que no daban un paso más allá para la época, pero así y todo cautivó y fue satisfactoria para los fanáticos de la saga.
Mortal Kombat dejó entre telones grandes momentos de sus personajes entendiendo siempre para donde iba y cuál era su propósito en la gran pantalla: entretener. La acción y las peleas entre los personajes, junto a sus movimientos característicos, es lo más disfrutable y lo mejor del film, dejando a Mortal Kombat como un buen experimento después de que dos titanes de la industria – Street Fighter como Mario Bros. – hayan sucumbido en llegar al celuloide.
Resident Evil (Paul W. S. Anderson – 2002)
Resident Evil (2002) de Paul W. S. Anderson y protagonizada por Milla Jovovich fue un producto que creció de manera paulatina con cada nueva entrega. Su llegada a las salas provocó una gran repercusión en la industria de los videojuegos como también en las producciones de la gran pantalla, ya que era la primer apuesta de llevar a una franquicia tan grande en todo el mundo al cine en esta nueva época digital y tecnológica. De por sí, Resident Evil toma varios elementos de lo que hacen a su historia pero decidió formar una propia, respetando ciertos canon del argumento original de la consola pero tomando mejores decisiones a medida que una nueva entrega llegaba a los cines. De por sí, es singular que la primera entrega -por su baja calidad- sea la piedra angular que sirvió para el comienzo de esta saga que ya espera su sexta película y su última parte, The last Chapter que llegará a los cines en el verano de este año.
En un proceso de prueba y error, Resident Evil fue recibida con recelo para sus seguidores pero con la aceptación justa y necesaria para recibir futuras entregas. Así, grandes personajes y villanos de la saga hicieron sus participaciones en películas que no funcionan en la representación de un mundo apocalíptico y plagados de zombies -como por ejemplo, Zack Snyder lo logra con Dawn of the dead en 2004- pero que si logra ser entretenida generando empatía con los fans gracias a esos guiños y referencias. Además, las películas cuentan con una gran cantidad de efectos y escenas de acción agradables y aceptables para seguir con la narración – a veces nula- de los films.
Consciente de sus limitaciones, Resident Evil logró construir una saga que entretiene, genera empatía con la adaptación de esos personajes tan reconocidos del juego a la pantalla y conduce al espectador por escenas de acción con grandes efectos.
A fin de cuentas, todavía sigue en un terreno inestable y experimental la adaptación a la gran pantalla de grandes referencias en lo que respecta a la industria gamer. En el 2017 será el turno de Assassin’s Creed de Justin Kurzel con Michael Fassbender como protagonista para alcanzar un buen puerto y un mejor panorama en la relación entre los videojuegos y el cine.