Edge of Eternity nos ofrece un rpg de mundo abierto con una base muy tradicional, pero no por eso menos atractiva.
Edge of Eternity tuvo un discreto lanzamiento en junio del año pasado únicamente para PC. La exclusividad en su plataforma y su poca difusión publicitaria hicieron que muchos jugadores pasaran por alto una aventura que tiene todos los componentes para el paladar de los jugadores amantes de los rpg: una historia que mezcla un trasfondo personal con un mal que amenaza al mundo, un sistema de combate por turnos, un mundo abierto para explorar y decenas de sidequest que forman parte de su estructura.
Cuando mencionó en el título la “influencia” de Final Fantasy no solo se resume por su estructura y mecánicas. Partamos de la base de que sus desarrolladores son el equipo de Midgar Studios (Sí, esa Midgar, la ciudad de Final Fantasy VII) y hay una suerte de admiración e intento de imitar – a su escala, porque el estudio no supera la decena de integrantes – a una de las franquicias más importantes de la industria de los videojuegos.
Incluso, Edge of Eternity se toma el atrevimiento de varios gags y elementos que hacen referencia directa a FF. Por solo mencionar un ejemplo, en una de las primeras escenas del juego Haryon, el protagonista, está limpiando su arma, un espadón a dos manos, hasta que alguien lo interrumpe diciendo “¿Quién, en su sano juicio, usaría una estúpida arma como esa? Seguro algún chico inseguro con complejo de héroe”.
Las referencias, obviamente, no se quedan en líneas de diálogo o los llamativos parecidos de algunos personajes; sino que también se traspasan a varios elementos de su jugabilidad, como la entrañable criatura que podemos usar como postura o un sistema de “cristales” para potenciar las armas.
Pero no solo hay ápices de FF, sino que su ambientación y sus mecánicas tienen una esencia muy inspirada en Dragon Quest y Xenoblade Chronicles. Sin embargo, Edge of Eternity es más que un cúmulo de admiraciones y homenajes: la búsqueda de su propia identidad la consigue a fuerza de su historia y las vertientes que tiene dentro del combate.
Dos hermanos intentando salvar el mundo
Edge of Eternity maneja su narrativa a través de un lineamiento macro y micro, que se van entrelazando con el paso de las horas y la progresión de los capítulos. El juego nos sitúa en un mundo, llamado Heryon, que fue invadido por una presencia extraterrestre. Al comienzo llegaron al planeta sin signos de violencia y con peculiares ofrendas, pero poco tiempo pasó hasta que la hostilidad dijo presente y con ella, el intento de colonización planetaria.
El conflicto bélico por la defensa del planeta no tarda en comenzar y la humanidad emerge una suerte de resistencia, a través de batallones y grupos minoritarios que no dudaron en hacer frente a la invasión.
Cuando la balanza comenzaba a inclinarse para nuestro lado, la peculiar raza extraterrestre comienza a difundir un virus que empieza a transmitirse con celeridad entre las ciudades, traducida en una enfermedad llamada La Corrosión, que como si fue una “lepra” más fulminante degrada los cuerpos humanos hasta la muerte.
En este contexto, encarnamos a Daryon, un soldado de la resistencia que decide desertar cuando recibe una carta de su hermana, contándole que su madre se contagió la Corrosión. Y acá es cuando las 2 narrativas comienzan a forjar sus propios caminos entrelazados: por un lado, el enfrentamiento contra estas fuerzas invasoras, imponentes criaturas e incluso también con ex aliados, que tienen oscuros intereses que se irán revelando con el paso de los capítulos.
En la otra cara de la moneda una búsqueda por todo Heryon para encontrar la cura de esta brutal enfermedad. Selene, la hermana del protagonista, es hechicera y ella tiene una primera pista que nos llevará a través de todo el mundo, explorando mazmorras, visitando ciudades y recibiendo encargos aquí y allá, para dar forma a una aventura que tiene unas 25 horas de historia principal y más del doble si queremos apuntar a descubrir todos los secretos.
La estructura de Edge of Eternity es bastante tradicional para lo que respecta un rpg de mundo abierto. Iremos atravesando entornos que varían entre semi lineales y completamente abiertos. En el camino encontraremos ciudades con mercaderes de objetos y armas, tablones para cazar monstruos por todo el mundo y varios npc que ofrecerán misiones de todo tipo.
Abriéndonos paso ya por los entornos abiertos, tenemos acceso a mazmorras más pequeñas, lugares de exploración amplios en donde, de tanto en tanto, surgirá un npc con misiones secundarias. También hay lugar para puzzles: como si fuese un combate, tendremos que ir desplazándonos por turnos con los personajes, activando mecanismos y puertas hasta llegar al premio, que en la mayoría de los casos son cofres con items.
Hay mucho para hacer y explorar si queremos recorrer cada uno de los rincones del mundo. Por suerte, el juego dispone tanto de un sistema de viaje rápido en los save points como de una entrañable criatura que se asemeja a un gato gigante, con el que podremos recorrer los campos abiertos.
Su combate es uno de los puntos más atractivos y que, gracias a su sencillez, no tardaremos en sacarle el jugo. A través de un sistema por turnos, Edge of Eternity ofrece la posibilidad de desplazarnos en las batallas, en un terreno que divide su estructura en una suerte de tablero y de esta forma atacar la retaguardia de los enemigos y causarles más daño. También es una estrategia que funciona para alejar a los que utilizan habilidades mágicas a distancia y aprovechar esta ventaja.
Si bien la aventura es comenzada por los hermanos, a medida que avancemos se irán sumando nuevos personajes a nuestra peligrosa misión, hasta llegar a la media docena, aunque solo 4 pueden formar parte de las batallas. Los personajes cuentan con sus propias habilidades y, sin tener clases definidas, rápidamente distinguimos los que están más relacionados a la fuerza, a la magia y a un mix de ambos.
Los mapas de combate también cuentan, de forma azarosa, con elementos que potencian a quien pise esa casilla o también recibir daño, dependiendo de lo que haya en cuestión.
La progresión de los personajes mantienen los standares convencionales del género, con aumento de niveles, pero el punto destacado de Edge of Eternity es un sistema de inserción de cristales en las armas de los personajes que, además de subir algunos stats, adquirimos habilidades de combate. La gemas se diferencian por color y cada uno tiene atributos específicos, algo que tendremos que saber colocar dependiendo cómo queremos farmear a los personajes. Hay cristales de 6 colores diferentes, y también de nivel de potencia; las armas por su parte cuentan al comienzo con pocos slots, pero a medida que forjamos o encontramos armas más poderosas terminamos armando enormes cadenas de colores que dan un boost adicional a los protagonistas.
Además del tablero y las gemas, el combate suma una nueva capa con las debilidades y fortalezas elementales, un punto de inflexión en muchas batallas. El daño que podemos realizar si estamos de espalda y encima le acertamos a su punto débil (fuego, rayo, hielo, tierra, entre otros) puede ser devastador.
En lo que concierne a su bestiario, al tratarse de un juego que mezcla ciencia ficción con aventura encontraremos criaturas de todos los colores y tamaños, pero también máquinas imponentes que forman parte de esta raza alienígena. Eso sí, no pasarán muchas horas hasta que encontremos a los mismos enemigos pero con otras variantes de color.
A nivel visual Edge of Eternity queda con un paso en falso, mostrando sus costuras en varias oportunidades al intentar realizar un título de mundo abierto que, en varios momentos, se excede en sus ambiciones. Mientras que los modelados varios enemigos y algunas locaciones son correctos, muchos de sus entornos carecen de fuerza propia y no tienen una profundidad atractiva. Los mundos no son muy vistosos y las animaciones de los personajes no están a la altura, algo que termina chocando con algunos escenarios realmente muy bellos.
El rendimiento del juego también es irregular. Los bajones de fps en la exploración se sienten en reiterados momentos y hay una buena cantidad de bugs, algunos que no entorpecen el desarrollo del juego y otros que directamente no dejaban entrar al menú.
Conclusión
Cuando no pretende ser un clon de Final Fantasy, Edge of Eternity demuestra ser un competente rpg que arranca con un ritmo bastante lento pero con la progresión de las horas, y con jugosos combates en el camino, se vuelve más interesante.
Es imposible hacer la vista gorda en algunas cuestiones de rendimiento y escalado de los escenarios, que sumado a su cúmulo de bugs a veces tapa los interesantes diseños de los enemigos y su ambientación.
El combate y la cantidad de cosas que hay para hacer en este mundo sostienen las irregularidades de un título que se impulsa por el amor propio de la desarrolladora, pero queda varios escalones por debajo de otros referentes del género, a los que tanto admira.