Jugamos la nueva versión de título de Sucker Punch, con su primera expansión de contenidos y su actualización exclusiva para PlayStation 5.
Poco más de un año pasó desde que Ghost of Tsushima llegó a PlayStation 4 como el último gran exclusivo de esa cuarta generación de consolas de Sony. Ahora, casi en forma de celebración por el aniversario y dando, por fin, un salto a la altura de las tecnologías de PlayStation 5 (más allá del port que ya existía) llega este Director’s Cut que, además de sumar muchas mejoras en el apartado técnico, expande la historia tocando temas que quedaron pendientes en el título original y nos regala unas cuantas horas más en la piel de Jin Sakai.
La Isla de Iki
La Isla de Iki es una extensión de la historia de Jin Sakai, un brazo que funciona por fuera de la batalla contra Khotun Khan y que se adentra en el pasado del protagonista. ¿Recuerdan esa breve cinemática en la que vemos a Jin perder a su padre? Bueno, por ahí va la cosa (tranquilos, no hay spoilers). Es que esta expansión nos lleva a un nuevo territorio en el que el samurái amante de zorros revivirá varios de los episodios más traumáticos de su pasado, contándonos un poco más de su familia mientras lidia con una nueva e imponente enemiga: una fuerte guerrera del ejército mongol, jefa de chamanes y a quien se la conoce como El Águila.
Pese a su corta duración, que no supera la decena de horas incluyendo misiones secundarias, el relato tiene peso en la acción y es quizás uno de los mayores atractivos de esta expansión. Es que todo aquel que se haya sumergido en la historia de Jin en la entrega original del juego de Sucker Punch seguramente se quedó con ganas de ver un poco más sobre ese pasado que se nos mostró en algunos flashbacks aislados. Lo interesante también es como se toma su tiempo para profundizar en el personaje, sino también en su familia y en varios personajes secundarios, incluyendo una villana que nos ha resultado mucho más interesante que el propio Khotun Khan en un montón de sentidos.
Claro que para muchos, sobre todos los fanáticos de la cultura samurái, cualquier excusa será válida para volver a adentrarse en esta obra que reconstruye con tanta fidelidad el Japón feudal y la época de la guerra contra los invasores mongoles, por lo que visitar Iki será más que una cuestión placentera. Es cierto que abarca menos de un tercio del tamaño total de Tsushima y sus paisajes tampoco es que sean muy diferentes, pero cada paisaje de cerezos, de hojas volando a nuestro alrededor o de atardeceres que tiñen todo de naranja vuelven a enamorarnos al igual que lo hicieron hace un año atrás. No necesitamos grandes cambios cuando lo que teníamos es tan bello.
En lo que sí nos pesó más que Ghost of Tsushima: La Isla de Iki sea tan continuista es en su jugabilidad. Si bien la expansión introduce un buen puñado de nuevas mecánicas, lo cierto es que la gran mayoría solo son detalles que no cambian en gran medida el juego. La posibilidad de embestir con el caballo, la profundización en el sistema de esquiva y contrataque, nuevos minijuegos con el arco, mayor variedad de animales o algún que otro enemigo que antes no habíamos visto entran entre los cambios más destacados, aunque ninguno de ellos consigue que este nuevo viaje se sienta lo suficientemente fresco. Lo cierto es que el juego ya hacía todo bien en lo que a combate se refiere y no esperábamos una revolución, pero sí que nos hubiese gustado ver algo un poco más osado por parte de Sucker Punch.
La actualización next-gen: en búsqueda de la inmersión absoluta.
Una de las aristas que brinda Ghost of Tsushima: Director’s Cut es su actualización de performance a PlayStation 5, que busca dar un salto de calidad e inmersión jugable aprovechando los recursos y características que ofrece la nueva consola de Sony. En este marco, no hay que dejar de mencionar la decisión que tiene la compañía de cobrar un adicional para lograr la vibraciones hápticas que ofrece DualSense, cuestión como mínimo polémica y diametralmente opuesta a la filosofía de mercado a la que apuntan desde la otra vereda.
El upgrade a PlayStation 5 lo podemos dividir en 2 grandes aspectos: el audiovisual y el de rendimiento/inmersión. La primera cara de la moneda ofrece pocos cambios sustanciales.
La versión original de Ghost of Tsushima ya de por sí ofrecía un despliegue artístico impresionante, exprimiendo todo el potencial de PS4 y PS4 Pro respectivamente. Por eso no hay una gran diferencia en la definición de los escenarios, los detalles de cada una de las regiones de Tsushima e Iki y el despliegue de colores. El contraste de esto es cómo percibimos, exploramos y combatimos en el juego, ya que la actualización permite un rendimiento de 60fps a 4K completamente fluidos, rendimiento que se agradece y de sobremanera en los combates, aumentando aún más la dualidad entre la danza de espadas durante los combates abiertos contra los mongoles y el sígilo de nuestras incursiones.
La frutilla de este upgrade son las funciones hápticas del DualSense. El primer año de PlayStation 5 nos dejó un denominador común entre sus diferentes títulos first party: la inmersión como plus para potenciar las diferentes experiencias. En este sentido, controlar a Jin Sakai aprovechando las virtudes del control de PS5 realzan toda su jugabilidad. Esconderse entre los pastizales, tensar el arco, utilizar la espada, andar a caballo o sencillamente correr; cada una de los movimientos del juego tiene una respuesta diferente.
Con la utilización de los auriculares Pulse 3D, el combo es completo. La utilización del periférico no solo enaltece el sonido ambiente, sino que también funciona como un recurso válido para comprender qué tan lejos están nuestros enemigos. El sonido consigue esa profundidad y distancia que, sin sonar repetitivo, logran esa inmersión absoluta que pretende Sony.
Ghost of Tsushima: Director’s Cut, el veredicto final
Hay algo que está claro, la versión completa de Ghost of Tsushima: Director’s Cut es la ideal para todos aquellos que no se hayan sumergido, hasta ahora, en el juego de Sucker Punch y la expansión de la Isla de Iki, por separado, es un complemento perfecto para quienes hayan amado la aventura de Jin Sakai y quieran unas horas extra, con una nueva e interesante historia sobre el pasado del samurái.
En cuanto al upgrade del apartado técnico no hay nada destacable en un juego que ya se veía espectacular en la anterior generación de consolas, aunque sí es valioso como aprovecha las prestaciones del DualSense y de los auriculares Pulse 3D. En lo que refiere al juego en sí, es una actualización tibia en cuanto a la introducción de nuevas mecánicas, pero una excusa perfecta y satisfactoria para quien tenga más ganas de danzar con su espada y apilar mongoles en el suelo del Japón feudal.
¿Querés conocer nuestra opinión del juego completo? Hace clic acá para acceder a nuestro análisis de Ghost of Tsushima