Un futuro dominado por la IA. Una civilización de androides intentando descifrar un nuevo mundo. Una serie de puzles entrelazados por amigable teoría filosófica. The Talos Principle 2 recupera el aclamado estilo de su primera entrega para continuar este relato tan actual como atractivo.
Pocos temas son tan actuales como el avance de la inteligencia artificial y su injerencia en nuestra diaria. Se multiplican las ficciones que hablan de futuros donde dicha tecnología avanza sobre la humanidad, y hay una realidad inevitable, que es lo humano ya no es la medida universal, especialmente cuando la IA adquiere cada día más cuestiones que igualan y hasta superan al hombre, como capacidades complejas de cálculo y análisis de datos.
Antes de entregarnos al pánico como diría el Profesor Cocún, tenemos al menos unos cuantos años de videojuegos por delante. Devolver Digital, una productora de indies que nos ha regalado magias como The Cult of the Lamb y Gunbrella nos lleva esta vez para el lado filosófico de la mano de Croteam, casi una década después de su primer lanzamiento, para darnos la secuela oportunamente titulada The Talos Principle 2. Disponible para PlayStation 5, Xbox y PC, el juego nos desafía con diferentes acertijos y rompecabezas que deberemos gestionar en primera/tercera persona para comprender esta nueva civilización de androides y hacernos reflexionar sobre nuestra realidad en el camino. Veamos qué herramientas despliega para hacerlo.
La duda como actitud frente a la vida, una constante en este juego
Cuentan desde los estudios de Croteam que escribir la segunda parte de este videojuego fue todo un desafío “porque la primera entrega había cerrado muy bien”. La misma narraba un mundo de realidad virtual desde la perspectiva de un androide buscando certezas. Una voz omnisciente llamada Elohim guía al protagonista (1K, el androide número mil) por una serie desafíos que lo harán reflexionar sobre su existencia hasta trascender la virtualidad y despertar a un mundo poshumano. The Talos Principle 2 toma el guante en este nuevo mundo de AI, retomando a Elohim (durante la introducción) y explicando el desarrollo de esta nueva civilización de tecnohumana.
A lo largo del juego, una serie de citas a famosos filósofos antiguos y modernos moldean una serie de puzzles que el jugador debe completar, esta vez como una suerte de científico/explorador parte de un equipo que busca las raíces y futuro para esta sociedad en desarrollo. La original trama hila ingeniosamente los desafíos que el jugador deberá afrontar, hallando ese elegante equilibrio entre retomar lo mejor de la primera entrega y agregar una cantidad justa de novedad en la segunda.
Los Indudable belleza estética del post-apocalipsis
El apartado audiovisual de The Talos Principle 2 es un simplemente precioso. Para darle marco a los continuos rompecabezas que el jugador debe resolver, la exploración es fundamental, y recorrer detallados mapas resulta entonces una constante del juego. Pueden esperar bosques frondosos que ocultan estructuras que emulan templos precolombinos atravesados por tecnología moderna, un auténtico y esmerado trabajo de diseño que se valora por el lujo de detalles.
La música, por su parte, le da la dimensión suspensiva y apocalíptica que tiñe por momentos a este juego. A su vez, la partitura sacra transporta al jugador a escenarios supraterrenales, un equilibrio fino entre momentos supraterrenales cruzados por tecnología futurista, una mélange admirable. El universo propuesto entonces por el equipo de Croteamla es fascinante y explica por sí mismo el porqué de una secuela casi diez años después. Como ocurre con toda buena saga, nueva o clásica, la ansiedad por otra entrega no debe taparnos el bosque, y cuando una continuación llega al mercado después de mucho, las dudas sobre la demora se disuelven casi inmediatamente después de la primera sentada.
Pienso, luego juego
Como mencionamos, los puzzles marcan los pasos a seguir en The Talos Principle 2. Cajas estratégicamente posicionadas, ventiladores, láseres de colores, puertas activadas por diferentes mecanismos requieren que el jugador se detenga más de una vez a pensar cómo sortear cada desafío. A su manera, es un interesante prueba para el jugador. No requiere de grandes habilidades en términos de coordinación visual y de manos ni entender dinámicas complejas para hacer movimientos, sino paciencia, ingenio, y pensamiento lateral. El juego está plagado de instantes de detenerse, probar, pensar y volver a intentar, no apto para quienes se frustran fácilmente. Sin embargo, es importante aclarar que la experiencia no es apta para impacientes, ya que muchos de los rompecabezas requieren tiempo de observación, prudencia y prueba y error, un interesante ejercicio para cualquier gamer que esté dispuesto a hacerlo.
A su vez, como ya mencionamos, la parte exploratoria de estos escenarios entre idílicos y distópicos resulta en una refrescante transición entre puzle y puzle. Quien guste puede obviar la historia y simplemente dedicarse a resolver cada acertijo cuyo dificultad va en ascenso. Esto podría resultar en un no aprovechamiento de las posibilidades de este pulido juego, pero no deja de ser una interesante alternativa para el jugador casual, algo que no todo videojuego con cierta profundidad y elaboración permite. En materia de jugabilidad, las acciones y controles necesarias para llevarlas a cabo sufren del ocasional desajuste producto de la posibilidad de jugar en primera/tercera persona a gusto, algo que no necesariamente suma a la experiencia pero está lejos de desmotivar verdaderamente a quien sepa disfrutar del desafío y la historia que nos ofrece.
Despejando dudas: ¿vale la pena?
The Talos Principle 2 no solo es una digna secuela de una saga que merecía continuidad, un puzle con gusto a aventura y posibilidades de exploración que no requiere haber jugado a la primera entrega para ser disfrutado. No es quizás para cualquier público, por su cuota de paciencia, exigencia de cierto ingenio y momentos ocasionalmente lentos para quienes prefieren otra dinámica, pero no deja de ser lo suficientemente amplio para amantes del género como jugadores casuales que ven en esta neo-humanidad robótica una atractiva trama como excusa para adentrarse en los confines filosóficos de civilización y la tecnología. El lujo de detalle audiovisual, el guion cinematográfica y la original premisa reflexiva como excusa para puzzles amigables y a la vez desafiantes hacen éste un juego que vale la pena, sin lugar a dudas.