Mezclando mapas procedurales, gestión de recursos, supervivencia y acción, Wizard With a Gun es una gran ensalada de elementos en donde ninguno logra ser memorable.
Salvar el mundo debe ser una de las premisas más comunes en los videojuegos (junto con rescatar a la princesa, claro está). Este objetivo del héroe nos ha llevado por infundables aventuras durante los últimos 40 años, y en Wizard with a Gun, el equipo de Galvanic Games junto a Devolver Digital metió varios géneros dentro de una misma bolsa para dar como resultado una fórmula con algunos picos atractivos pero que ninguna de sus aristas termina encantando.
En Wizard with a Gun hay un poco de elementos rogue like con mapas procedurales, acción con una variedad de armas con potenciadores elementales, gestión de recursos para que, en cada incursión, seamos más poderosos, una base para ir sumando herramientas y gestionar elementos; y también la cuota de supervivencia, con exploraciones que duran 5 minutos antes de que todo se vaya al demonio, con la posibilidad incluso de jugar en cooperativo.
Wizard With a Gun es un poco de esto y un poco de aquello, con algunos momentos para brillar y una dificultad un tanto desbalanceada, donde encontraremos los principales desafíos recién entrados en la última parte de la aventura.
5 minutos para salvar el mundo
Wizard with a Gun tiene una narrativa y universo que se va desarrollando a través de diálogos con NPC y textos que encontramos a lo largo del mundo. El universo como lo conocemos fue destruído por un ente maligno. Sin embargo, una luz de esperanza se arroja tras el descubrimiento de un artefacto que permite retroceder en el tiempo.
Ahí entramos nosotros como protagonista de turno: un valiente mago que toma la posta de ir encontrando diferentes engranajes que permiten hacer funcionar la máquina e ir retrocediendo en el tiempo hacia nuevas zonas. Obviamente, cada una de estas zonas estará defendida por uno de los “Jinetes”, guardianes que alimentan el caos y forman parte del ejercito del “Cáos” que quiere la destrucción definitiva del mundo.
Este arco narrativo es una excusa para la mecánica roguelike que atraviesa toda la aventura. Desde nuestro hub central, activaremos la “máquina del tiempo” para volver en el tiempo e ir a la zona indicada, con el objetivo de encontrar engranajes que potencien el poder de este dispositivo y nos permita explorar nuevas zonas. Un detalle no menor es que, la incursión en cada zona tiene una duración de 5 minutos (que se puede ampliar si eliminamos a un enemigo determinado). Cuando el contador llega a 0, el “caós” infestará el mapa y el lugar se poblará de enemigos mucho más poderosos, que hacen de nuestro escape un desafio complejo. Si morimos antes de escapar, perdemos todos los recursos obtenidos y volvemos al punto de inicio.
Con esta mecánica presente, empieza a jugar ese factor “riesgo/recompensa” en cada run que corremos: el objetivo siempre reside en encontrar los engranajes ocultos en el mapa para seguir avanzando en la historia, pero también es importante hacerse con recursos para progresar en las diferentes construcciones y potenciadores que escalamos durante toda la aventura. Y cuando nos referimos a recursos literal nos referimos a todo lo que podemos encontrar en el camino: madera de los arboles, ladrillo de las estructuras, hierro, chatarra, vegetación, inclusive el suelo. Sí podemos robar hasta el suelo de los escenarios para transformarlo en recursos óptimos de fabricación.
Ser un mago en este mundo en extinción tiene sus ventajas, y acá podremos utilizar todo el entorno para fabricar lo que queramos. Desde potenciadores elementales para las armas, hasta hornos para fundir el hierro y contruir nuevas estructuras. Hay mucho para encontrar en los escenarios y, la limitación de progresar a tope con todos las posibilidades queda limitada a los 5 diferentes escenarios que forman parte de Wizard With a Gun, que cuentan con enemigos y elementos únicos.
Como el nombre del juego lo indica, nuestro peculiar mago estará bien armado para enfrentar los peligros de cada bioma, y lejos de usar hechizos; nuestro poder ofensivo se traduce en pistolas, escopetas, carabinas y ametralladoras, a las cuales imbuiremos de magia elemental no solo para volverla más poderosa, sino también para utilizar los poderes correctos contra la debilidad elemental de los enemigos.
El proceso para aprender nuevas herramientas y habilidades no queda limitado solo a los recursos que carguemos en cada exploración. La sabiduría es la llave para aprender todos los recursos disponibles en el juego, así que a la exploración y el combate también se le suma el de aprender. Nuestro maguito todo poderoso irá absorbiendo conocimiento de todo lo que le rodea: enemigos, estructuras, y elementos, para ampliar el lore del juego pero al mismo tiempo descifrando lo que necesitamos para avanzar.
La combinación de cada elemento hace que Wizard With a Gun tenga un arranque atrapante, porque siempre hay una nueva mecánica por descubrir, algo que no para de suceder durante sus primeras horas, pero luego es ese mismo atractivo el que termina diluyendo todo lo que sigue a posteriori. El juego mete todos los géneros en una misma bolsa, y en cada uno de ellos solo trata de cumplir lo suficiente para que todo funcione sobre ruedas.
Los elementos procedurales en el mapa son bastante limitados y, salvo algunas variaciones en la geografía de los mapas, no tardaremos en repetir procesos o incluso patrones de enemigos. Los combates son chatos y simples; agravado principalmente por el nulo desafío que encontramos durante los 3 primeros biomas. El desafío de las criaturas de cada zona se acompleja unicamente cuando llegamos con el contador a 0 o tenemos que enfrentar a los Jinetes de cada zona.
Uno de los puntos más altos reside en la gestión y el crafteo. El atractivo de Wizard with a Gun se sostiene por la variedad de estructuras que podemos conseguir e incluso con todas las modificaciones que podemos imbuir en las armas. El proceso puede resultar tedioso en puntuales momentos, pero a los que le gusta fusionar y sacar nuevos elementos de la galera encontrarán un encanto más que particular.
Es clave también resaltar que, más allá de tratarse de una propuesta indie que tiene una duración de entre 12 a 15 horas, el equipo de Galvanic Games logró un apartado artístico asombroso. Ese mix entre 2.5D isométrico gana profundidad por la cantidad de elementos que vemos en pantalla y la particularidad de sus colores, que mantiene un tinte entre cómic y viñeta artística.
Conlcusión
Entre la falta de profundidad de todos sus elementos, Wizard With a Gun cimenta su propuesta en base a cosechar una identidad propia. Es común ver la fusión de géneros y elementos, y en esta nueva entrega apadrinada por Devolver Digital, a pesar de la falta de ambición y profundidad, todos conviven con cohesión, donde cada arista tiene su propio brillo y destaque.
El componente de supervivencia y gestión es el corazón de esta aventura que, con un combate un poco más interesante, pudo haberse destacado mucho más dentro de la comunidad de jugadores. Sin embargo, no deja de ser una propuesta correcta que, para los que buscan un título más relajado y no tan exigente, encontrarán en Wizard with a Gun un juego que cumple con esos requisitos.
Entre la falta de profundidad de todos sus elementos, Wizard With a Gun cimenta su propuesta en base a cosechar una identidad propia. Es común ver la fusión de géneros y elementos, y en esta nueva entrega apadrinada por Devolver Digital, a pesar de la falta de ambición y profundidad, todos conviven con cohesión, donde cada arista tiene su propio brillo y destaque.
El componente de supervivencia y gestión es el corazón de esta aventura que, con un combate un poco más interesante, pudo haberse destacado mucho más dentro de la comunidad de jugadores. Sin embargo, no deja de ser una propuesta correcta que, para los que buscan un título más relajado y no tan exigente, encontrarán en Wizard with a Gun un juego que cumple con esos requisitos.