Brad Pitt y James Gray nos llevan de viaje a través del espacio, en esta película que combina suspenso y una profunda mirada a la propia humanidad.
El director James Gray, conocido por su trabajo en The Lost City of Z o Two Lovers, se une al regreso de Brad Pitt como protagonista y a 20th Century Fox en lo que será una de sus últimas películas concebidas de forma independiente tras haber sido adquirida por Disney. Quizás la temática espacial puede no ser un terreno conocido para las dos celebridades de Hollywood, pero nos es gratificante decir que quizás eso es lo que les ha permitido separarse de cualquier cosa que hayamos visto hasta la fecha.
Ad Astra sigue al astronauta Roy McBride (Brad Pitt), quien es solicitado por el ejército para cumplir una nueva misión: comunicarse y encontrar a su padre (Tommy Lee Jones), quien hace años ha emprendido un viaje por el espacio para encontrar vida extraterrestre. Roy deberá volar a contrarreloj hacia Neptuno, en donde se originan unas misteriosas descargas que amenazan con destruir la vida en la Tierra.
Seguramente muchos estarán pensando “una aventura espacial más” u “otro viaje por el espacio, lleno de efectos especiales sin sentido” y sobran las razones para llegar a la sala de cine con ese prejuicio, después de que cada año tengamos al menos un par de representantes de esta temática. Sin embargo, para suerte de quienes busquen algo diferente Ad Astra propone la ambientación espacial como un simple contexto para contar algo que va más allá. Es cierto que el recurso está bien aprovechado y parte de la espectacularidad de la película radica en los paisajes estrellados, pero su trama se enfoca en un recorrido mucho más personal.
Aclaremos esto. La película de James Gray transcurre en dos planos diferentes: uno convencional y otro mucho más contemplativo. El primero nos lleva por momentos de un típico thriller de acción, con escenas cargadas de tensión en el que es fácil acabar llevándose la mano a la boca, llevadas a cabo con gracia y a un ritmo trepidante que pone los pelos de punta a cualquiera. Por el otro, quizás el más interesante o al menos el más distintivo, es un recorrido por la vida de un hombre que a mirada del mundo está cerca de la perfección -se desempeña bien en casi todo lo que hace- pero que por dentro parece estarse consumiendo poco a poco. Ambas miradas funcionan a la perfección por separado, pero es cuando intentan amalgamarse que la cosa hace ruido; como introspección humana Ad Astra es exquisita y cuando se propone generar nervios al espectador no falla, pero aún así es difícil encontrar la química que existe entre ambas partes.
Lo bueno es que, más allá de eso, seguramente sea una película que acabe entreteniendo a quienes gusten de uno u otro género. Aunque en un principio su ritmo pueda parecer algo lento para algunos, una vez subidos a las naves espaciales todo se suelta y fluye naturalmente de una forma increíble. El film cuenta además con unos efectos especiales simplemente espectaculares, incluyendo un gran gusto por el diseño de las bases interestelares y una ambientación muy conseguida. La música, a cargo de Max Richter y Lorne Balfe, es otro de los puntos álgidos de la producción y consigue el difícil equilibrio de acompañar bien a los diferentes momentos sin la necesidad de tornarse protagónica.
Y si antes dijimos que Brad Pitt está de regreso no lo hicimos por el solo hecho de mencionarlo, ya que tampoco ha estado ausente durante tanto tiempo, sino porque quizás estemos ante la mejor interpretación de toda su carrera. Sí, puede sonar fuerte pero quizás este es su papel “menos Brad Pitt“: puede que también sea un hombre al que todo le sale bien, pero por dentro está lleno de sufrimiento y es la víctima del abandono de un padre que le dejó un vacío enorme. En una nueva faceta, que esperamos aproveche más de cara al futuro, el actor estadounidense consigue transmitir muchísimo más con la mirada que con las palabras. Acompaña a la altura el gran Tommy Lee Jones y la participación de Donald Sutherland no hace más que sumar a la ecuación.
Concluyendo, la nueva película de James Gray es un viaje espacial diferente y se pueden encontrar muy pocas exponentes del género que hayan hecho algo similar. Aunque el recorrido a través de diferentes planetas sirva perfecto como contexto, la trama realmente se centra en un hombre que buscando a su padre acaba encontrándose con sus verdaderos sentimientos.
Ad Astra mezcla momentos de thriller de acción con otros mucho más humanamente contemplativos y sentimentales, mientras que ambas partes funcionan perfectamente por separado, fallan cuando intentan amalgamarse y generan por momentos una sensación de estar viendo dos películas diferentes. Aún así, agradará tanto a los que les guste una de sus partes como la otra, en gran parte gracias a su puesta en escena tan espectacular y como plus, siempre es gratificante ver como actores de la trayectoria de Brad Pitt son capaces de superarse a estas alturas de su carrera.