Will Ferrell y Rachel McAdams, de la mano de Netflix, nos traen esta comedia con tintes de musical que, sin que uno se de cuenta, atrapa y lleva entre risas hasta un final explosivo.
Quizás por la situación que atraviesa actualmente el mundo, entre crisis y un virus, es que recibimos con tantas ganas una nueva comedia dentro de una industria del cine que tampoco nos está proponiendo demasiado en esta carrera por mantenernos lo más distraídos posibles. Son Will Ferrell, Rachell McAdams y Netflix los que encabezan esta producción que nos regala varios momentos absurdos, en favor de muchas risas, hermosa música y ternura por doquier.
Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga nos lleva a las heladas tierras de Islandia para conocer a Fire Saga, el dúo musical formado por Lars (Will Ferrell) y Sigrit (Rachel McAdams), quienes desde pequeños han soñado con ganar el importante certamen europeo que da nombre a la película. Por cuestiones del destino acaban entrando en competencia, pero es ahí cuando descubren que el camino a la gloria puede ser más difícil de lo que parece y que ganar no siempre es lo más importante.
El terror y la comedia comparten los mismos pesares: ambos son géneros que se han ganado el menosprecio de la mayoría del público por la sobreexplotación de los mismos, que en los últimos años han entregado más producciones mediocres que de calidad. Son películas que suelen venderse por sí mismas y que, para las productoras, suelen ser redituables. No obstante, en contrapropuesta a esta situación, cuando aparece un producto que apuesta por un poco más realmente merece la pena ponderarlo. Eso es lo que pasa con Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga.
Will Ferrell es sello de muchos elementos que se pueden encontrar en esta nueva propuesta de la plataforma de streaming más popular del mundo, que además se anima a ir un poco más allá. La ridiculez que siempre acompaña al actor, los chistes exagerados, los monólogos que se extienden más de la cuenta y los siempre efectivos gags ejecutados por un especialista esta vez toman mayor color gracias a intensas cuotas de ternura, una historia más trabajada de lo que el género nos tiene acostumbrados y dos protagonistas que te atrapan en su lucha.
Es que Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga no es la típica comedia en la que la trama pasa a un plano casi terciario y al final de cuentas lo único que importa es si nos echamos unas buenas risas. El director David Dobkin hace bien las cosas a la hora de involucrarnos en la lucha de dos jóvenes tan particulares como encantadores, llevándonos en un viaje de tierras preciosas -haciendo uso de cada uno de sus paisajes- y calando hondo en un certamen europeo que tiene su historia y sus particularidades, enriqueciendo la experiencia con una buena cuota de cultura.
Pero la película escala aún más profundo cuando adopta su postura de musical. Porque sí, lo nuevo de Netflix quizás no sea un musical hecho y derecho, pero por momentos se viste de uno y nos regala secuencias maravillosas. Es en esas secuencias cuando la producción demuestra su nivel, con escenas digas de los mejores videoclips de las estrellas pops consagradas que nos llevan a, sin darnos cuenta, empezar a seguir el ritmo con el movimiento de los pies. Las pistas son de esas que vas a querer seguir escuchando una vez que se termine la película y por si no valieran por sí mismas, son interpretadas por actores de diferentes naciones que sacan a relucir lo mejor de cada cultura.
Por que sí, Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga es un mix de culturas que se alimenta del arte de los diferentes países mientras también se burla, con tacto y humor, de las falencias que aún persisten en la actualidad. Entre colores, canciones y risas, el film guionado por Will Ferrell también se moja con algunas criticas a un mundo moderno en el que aún existen prejuicios, en el que el espectáculo puede ocultar las crisis territoriales, en donde querer ser cantante aún sigue siendo un sueño inútil o en el que la homosexualidad puede ser inaceptable para ciertos sectores.
Y si hablamos de los colores de la nueva película cómica de Netflix tenemos que hablar de su reparto, que nos invita a conocer artistas de todos los continentes y hace gala de ello. Will Ferrell y Rachell McAdams son todo lo que esta bien en esta historia, interpretando a dos personajes tan tiernos como encantadores. ¿Es posible que dentro de una comedia una historia romántica funcione igual de bien? Claro que sí, y si no lo creen pueden conocer la historia de Lars y Sigrit. Pierce Brosnan encabeza un resto del reparto, con mayoría de representantes nórdicos, que mantiene el nivel de una producción a las que es difícil encontrarle baches por fuera de ciertos momentos ridículos propios de las comedias de Ferrell.
En fin, Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga es la cuota de alegría que esta cuarentena necesitaba. Pero no se crean que esta necesidad es la que provoca que elevemos a esta producción de Netflix por encima de lo que merece, porque es esta misma la que se encarga de jugar bien sus cartas. Aunque por momentos pueda ser excesivamente ridícula y sus 2 horas puedan parecer demasiado para el género, con unos fantásticos Will Ferrell y Rachel McAdams hay risas aseguradas, ternura a borbotones, secuencias musicales verdaderamente espectaculares y, sobre todo, una atrapante historia romántica que nos mantiene atrapados hasta el final.