John Wick: Chapter 2 llega a las salas con un anuncio inconfundible, el nacimiento de una saga.
Poco más de dos años transcurrieron desde que el nombre llegó por primera vez a nuestros oídos. Esa especie de mantra que, más que calma, genera pavor en todo inadvertido que oye la combinación de esas dos palabras. John Wick. Así, la leyenda en el mundo real comienza a asemejarse a la de fantasía; y ahora el nombre de este asesino a sueldo retirado alcanzó el estatus de saga. Ya está con nosotros la segunda parte de su historia (John Wick: Chapter 2), y no cabe duda que la de John Wick, es una vida de acción.
Nos encontramos con este antihéroe exactamente como lo dejamos. Con sed de venganza.
Si bien al final de la primera entrega el asesino a sueldo había logrado saldar su deuda con la muerte, tras torturar un poco a Alfie Allen (una breve pausa para destacar lo fácil que es alterar a Theon Greyjoy) y su mafiosa familia, John Wick: Chapter 2 comienza con el protagonista aún atando cabos sueltos. Todavía no tenía en sus manos el Mustang modelo ‘69 que le habían robado. Y obviamente lo debe recuperar a su manera.
Una vez que cumplió su cometido regresa a su hogar, donde John Wick pretende que su vida vuelva al tranquilo equilibrio del retiro. Sin embargo, viejas deudas reflotan, y una vez más se solicita la atención de Baba Yaga. Lo que no sabe, es que al final el precio de su contrato lo pagará el mismo John, con una extraordinaria suma por su cabeza.
También te puede interesar que se viene un cómic sobre John Wick.
Un tema trascendental en este nuevo episodio ronda en como la vida del antihéroe está dividida entre el retiro y el regreso a la vida de sicario. Y vemos el eco de esta dicotomía varias veces en el transcurso de la película.
Uno de los símbolos de esta bipolaridad yace en su nombre: la leyenda se llama John Wick, y así lo etiquetan sus enemigos; sin embargo sus amigos y quienes lo ayudaron con su retiro prefieren un nombre más humano, Jonathan. También vemos manifestada esta división con un inteligente recurso del director Chad Stahelski, quien muestra en los primeros minutos de la cinta el rostro del protagonista con un dramático claroscuro donde se balancean las dos caras: John el asesino, y Jonathan el viudo retirado.
Pero esto no significa que el segundo episodio de esta saga tenga menos acción que el último. De hecho, podría decirse sin errar lo contrario, ya que la única forma que tiene John de resolver sus problemas es con una pistola en la mano. “Siempre eres esa persona”, le recordarán varios personajes durante la película, y las escenas de acción los justifican. El Gun-Fu una vez más dice presente, y podemos ver a Keanu tomar el papel principal de escenas hermosamente coreografiadas (sí, una pelea también puede ser bella) por los expertos en artes marciales que nos atraparon en la primer película. Otra oportunidad de disfrutar del preciso baile combina ataques a mano armada y a puño cerrado.
Aunque, es en este tipo de secuencias donde podríamos encontrarnos disconformes con John Wick: Chapter 2. El protagonista parece ser una especie de dios de la balística que no puede fallar un disparo ni verse afectado por sus impactos. Pero ésto es contrarrestado con un elemento clave que en la última película no habíamos tenido la oportunidad de disfrutar. Adversarios.
El rol que cumplen Ruby Rose y Common como enemigos de John Wick es determinante para balancear la pieza. Ambos asesinos de renombre mundial, son tan competentes en su trabajo como el protagonista, y enfrentarse a ellos no es ninguna tarea fácil, ni siquiera para Baba Yaga. Especialmente la química entre los roles de Keanu y Common hace de esta película un ejemplar único del cine de acción. Cómo se captura el roce entre las dos personalidades inamovibles en estalles de tensión e hilaridad es tanto mérito de los actores como del director, y si bien es un recurso del que ya nos habían dado una probada en la primera entrega, ahora sabemos que definirá el tono de la saga.
En la medida que avanza la película veremos cómo se despliega el universo en el que vive John Wick. Un mundo donde el crimen organizado controla las calles y todos (todos) están vinculados con el delito. Para comprender la magnitud del mythos de esta historia los guionistas nos llevan a Roma a presenciar las ceremonias de los más altos estratos de la delincuencia; donde claro, John Wick es sinónimo de la parca. Conoceremos a los carismáticos reyes criminales de cada ciudad y sus esbirros invisibles que mueven los hilos de la corrupción.
Y con cada minuto que transcurre en la película nos hayamos un pie más entrados en el inframundo; tanto así como John, a quien cada vez le será más difícil escapar del mundo que nuevamente quiere atraparlo.
Sin embargo la interpretación de Keanu conserva su esencia. John Wick se mantiene estoico e inflexible. Pero de todas formas, cada instante lo hundirá más en la desesperación hasta llegar al climax, donde todo cobrará nuevas proporciones.
Claramente este nivel profundidad tiene un objetivo más que solo sumergirnos en la película. Como bien dice el dicho, no hay dos sin tres, y la vida del mejor asesino del mundo tendrá que respetar la regla a rajatabla. Terminó John Wick: Chapter 2, pero ya estamos listos para ver cómo continua la saga con el tercero.
Incluso Keanu Reeves expresó su deseo por ver una nueva parte.