Tomas Alfredson nos sumerge en la fría ciudad de Oslo con El muñeco de nieve, un policial lleno de misterios protagonizado por Michael Fassbender.
El director sueco Tomas Alfredson comenzó su carrera comenzó hace poco más de 20 años, rondando siempre en el género de la comedia. Desde su anterior película, El hombre que sabía demasiado, viró hacía el drama. Ahora, con El muñeco de nieve (The Snowman), hace su primera incursión en el policial, intentando contar en 2 horas un relato detectivesco al cual le quedan muchas aristas inconclusas.
El muñeco de nieve está basado en la novela homónima de Jo Nesbø, uno de los escritores noruegos más exitosos de su nación. Esta historia forma parte de una saga de libros protagonizados por el detective Harry Hole, un policía realmente talentoso pero con una mochila cargada de problemas personales y miedos, que los aplaca mediante a su sentida adicción al alcohol.
La desaparición de una mujer en Oslo durante la primera nevada del invierno es el disparador de la trama del film, en donde Hole, con la ayuda de una nueva policía, Katrine Bratt (Rebecca Ferguson), descubrirán rápidamente que este caso se vincula con otras desapariciones y asesinatos sucedidos desde hace varios años, y las pocas pistas apuntan a un asesino serial con una siniestra obsesión y un extraño modus operandi: coloca muñecos de nieve en las locaciones donde rapta a sus víctimas. Además, el femicida estará dejándole mensajes a Hole, motivándolo a que agarre el caso e intente capturarlo.
Cuesta comenzar a hilar los argumentos del film, pero luego de la primera media hora empieza tomar ritmo para abordar, utilizando distintas lineas temporales, toda el nudo de la historia.
Los problemas de El muñeco de nieve son varios y terminan afectando al desarrollo de la película. Para empezar, Alfredson distribuye de manera errónea los ritmos de la película en sus dos horas de duración. Durante más de 3/4 del film construye una narrativa lenta, con una construcción de los personajes y sus vínculos de manera armoniosa, intentando dejar en claro tanto sus problemas como motivaciones, para llegar al último tramo de forma acelerada, dejando de lado todo lo realizado anteriormente y colocando todas las piezas faltantes en un solo paso.
El otro aspecto que juega en contra en la película es la predecibilidad que tiene. Esta sensación de estar un paso por delante de la trama le quita, salvo en puntos muy específicos, cualquier posibilidad de tensión.
Hay un conocido refrán que dice “El que mucho abarca poco aprieta”, que encaja perfectamente directamente en las aristas que merman en El muñeco de nieve. Muchos propuestas quedan rápidamente en segundo plano o algunas motivaciones de los personajes terminar sin una clara intencionalidad, a pesar de las segundas lecturas que quiere ofrecer el film. Al tratarse de la séptima novela perteneciente a una saga (todas protagonizadas por Harry Hole) resulta bastante complejo contextualizar la historia sin confundir demasiado al espectador.
Así como la narrativa y los elementos de tensión que caracterizan una película de este género, tiene dos aristas que, a pesar de no compensar todo el daño ya hecho, se destacan como baluartes dentro de El muñeco de nieve. La primera son las actuaciones. Michael Fassbender demuestra que puede ser un Mutante, un asesino milenario, un androide o un policía ebrio sin caer en repeticiones. El actor alemán se pone al hombro la película en todo momento. Los personajes secundarios también logran su cometido, principalmente Val Kilmer, que oficia como Fassbender de detective con graves problemas con la bebida. J. K. Simmons también tiene una participación relevante, no tanto por su tiempo en pantalla sino por la trascendencia de su personaje.
Como segundo punto positivo, este realmente sobresaliente, es la fotografía. Las distintas regiones de la ciudad de Oslo y sus hermosos funcionan perfectamente para la propuesta que intenta lograr Alfredson. Parajes silenciosos, solitarios, en donde la nieve es la materia predominante en la gran mayoría de las escenas.
Había una gran expectativa colocada en este film, que viene boyando su producción desde hace varios años, principalmente la del país que es oriunda. La propia crítica especializada de Noruega ha masacrado al film, especialmente enojado por cómo se muestra al mundo la cultura noruega. Podemos entender que los diálogos sean en ingles porque la maquinaria cinematográfica también se ve impuesta por el idioma “universal”, pero no fue bien recibido que todo este bajo.
Incluso el propio Jo Nesbø se sintió bastante decepcionado por esta adaptación de su obra, y dejó en claro que la historia que plantean en el film no refleja la idea que el escritor plasmó en el libro homónimo que da nacimiento a la película.
El muñeco de nieve prometía a priori mucho más de lo que termina ofreciendo. No solo por el argumento de su película y el reconocido elenco que la compone, sino también por el contexto de la saga de libros de la que forma parte. ¿Podremos ver en acción nuevamente a Harry Hole en la pantalla grande? Luego de esto, el panorama es tan desolador como las propias calles de Oslo por la noche.