En esta oportunidad y, con motivo del estreno de Doctor Strange repasamos “Dentro de Shamballa”, una obra emblemática del personaje.
Después de redefinir las bases del personaje y con un lavado de cara para el siglo XXI con El juramento, llega el turno de abarcar una de las características más sobresalientes, enigmáticas y seductoras del Hechicero Supremo: la relación con el mundo místico, la espiritualidad y todas las conjeturas que sobrevuelan sobre ellas. Si con El Juramento vimos el comienzo, las debilidades egocéntricas y humanas del Doctor Strange, en un aspecto similar a lo que ocurre en la película, en Dentro de Shamballa nos embarcaremos al plano místico, extrasensorial y amplificador del Doctor Extraño.
Shamballa, además de ser la clave de WIFI del templo de la Ancestra en el film, representa un pensamiento pelicular desde lo metafísico como también lo es para determinar un lugar concreto de liberación, meditación y desarrollo.
Ya familiarizados con el contexto del personaje, su historia, motivaciones y contradicciones, es hora de darle lugar al costado surrealista, místico e ideológico con Dentro de Shamballa, la primera novela gráfica del Doctor Strange producida por J.M. DeMatteis y Dan Green de 1986 en la cual el Maestro Supremo de Marvel comenzará una aventura para buscar respuestas entre intuiciones, tentaciones y miedos. Los maestros de Shamballa eligieron al Doctor Strange como el ejecutor que reunirá tres hechizos olvidados para así poder llevar al mundo a una nueva Era Dorada, constituido previamente por un apocalipsis necesario y vital para el nuevo auge.
Dentro de Shamballa representa un viaje íntimo, reflexivo y esclarecedor que pondrá en duda su noción limitada de la realidad tal cual por como la conoce para expandirse en planos mucho más subjetivos e únicos.
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Es además una experiencia única de reencuentro y definición sobre sí misma desde lo mental-ideológico-místico en viñetas sin ningún tipo de pudor, censura o timidez para adentrarse en dibujos surrealistas, sexuales y psicodélicos. Desde la primera página, las acuarelas de Dan Green que no estamos ante un esquema tradicional de los cómics: dibujos abarcativos, viñetas sin límites y muchos colores que brindan un matiz diferente relacionado al lugar y contexto donde se realiza la acción.
J.M DeMatteis, guionista de la aclamada La última cacería de Kraven de Spiderman, envuelve al lector con diálogos y reflexiones más cercanas a una novela que a un cómic tradicional. Desde el vamos, DeMatteis pone en pie de guerra – o mejor dicho, de armonía- pensamientos y meditaciones profundas sobre el alma y su interacción, exponiendo al Doctor Strange a un camino de redescubrimiento sin tener la certeza del porqué hacerlo.
Según se tenía entendido en la cultura occidental de los ’80, se lo consideraba a Shamballa como un lugar de convivencia perfecta, armónica donde seres intelectuales trascendían las limitaciones humanas de la vulgaridad, la envidia y hasta de las emociones para coexistir íntegros y puros en su cotidianidad, siendo la paz y la armonía su punto de relación. Un espacio habitable para la reflexión, en el cual cualquier ser humano podría convertirse en un ser superior siempre y cuando sea capaz de encontrarlo.
Ahora, partiendo desde una base espiritualista y oriental, tomando las palabras del propio Dalai Lama decimocuarto, Shamballa no es un país para visitar o asentarse, sino que es un estado propio del alma, al cual se puede acceder si disponemos la maduración y el karma adecuado.
Shamballa es un fin en sí mismo, un camino sin principio ni final, un loop constante de aprendizaje y error, de vida y muerte, de obra y destrucción. El contexto rebelde, adulto y crítico de la década de los ‘80 fue el ecosistema ideal para el desarrollo de historias oscuras, radicales y diferentes a lo que se veía viendo en las viñetas. En una época menos conservadora que la actual, se le daba rienda suelta a los autores para experimentación y desarrollo de personajes en historias no tan convencionales a las que diariamente estaban acostumbrados.
El apartado gráfico de Dentro de Shamballa es el punto más determinante y sobresaliente del tomo, ya que, a pesar de tener un gran marco reflexivo de fondo relacionado al plano íntimo e ideológico, la parte narrativa de la historia en sí no fluye de la mejor manera ni atrapa a un lector distraído y menos entusiasta por estas temáticas.
Por este motivo, Dentro de Shamballa no es una lectura fácil, superficial y tradicional. En el lector quedará dejarse llevar por un mundo diferente, más cercano a una novela ilustrada que a un cómic con reflexiones muy interiores, cuestionamientos e ideologías retumbantes no tan cercanas al hombre occidental, pero sí muy pensantes y elocuentes para ampliar el nivel de percepción.