Después de un final de temporada un poco más que traumático el año pasado, no había forma de que exista un seguidor de Game of Thrones que no quisiera ya un nuevo episodio para tener respuestas. Y al terminar el primero de la nuevísima sexta temporada, parece que todavía vamos a tener que esperar por uno más, por lo menos.
En el muro, Jon Snow, estaba todavía echado en la nieve con cara de “Te odio Olly” cuando lo encuentra Sir Davos. Lo rescata junto a los amigos del joven (¿ex?) comandante y lo llevan a una habitación cerrada. Ahí se reúnen el huargo de Jon y con la sacerdotisa roja, quien deja escapar la chispa de una última esperanza: una visión en el fuego donde vio al señor comandante peleando en Winterfell. Pero bueno, viniendo de la misma profetiza que aseguraba que Stannis iba a ser coronado rey… Digamos que no vale mucho.
Después, Ser Alliser se gana el favor de los hermanos de la guardia nocturna a pesar de haber matado a Jon Snow, y a los últimos seguidores de Jon ahora les tocará encontrar una forma de escapar de Castle Black sin que el despiadado Thorne y sus esbirros de capa negra los liquiden. En el proceso el siempre amigo Edd salió a buscar a los salvajes rescatados por el bastardo de Winterfell, y descubrimos un extraño secreto de Melisandre… No tan agradable para quienes alguna vez fantasearon con la servidora de R’hllor.
Un poco al Sur, pero no tanto, Theon (se ganó que no le digamos ni Reek ni Hediondo por un rato) y Sansa sobrevivieron al salto desde las paredes de Winterfell –aunque no nos mostraron la caída- y emprendieron el escape de las garras del despiadado Ramsay. Theon se portó bien, ayudando y sacrificándose por el bienestar de Sansa. Aunque no valió mucho, porque los perros de los Bolton igual los alcanzaron.
Afortunadamente Pod y Brienne llegaron al rescate -¿cómo hacen para estar en todos lados?-. Y el joven escudero parece que estuvo entrenando fuerte todo este tiempo, porque tuvo aguante en batalla espada con espada. La belleza de Tarth, por su lado, parece que se está tomando sus votos seriamente ahora –entre matar a Stannis en nombre de Renly y proteger a Sansa, parece que quiere girar las estadísticas a su favor- , pero ya sabemos que sus promesas suelen salirle por la culata.
Mientras tanto, Ramsay se entristeció un poco por la muerte de Miranda, pero no lo suficiente para darle un digno funeral (ya entendimos, Ramsay es cruel). Pero a papá Bolton lo único que le importa es que se escapó Sansa, y con ella la capacidad de dominar el norte con sangre Stark. Nos dejan en claro que los Bolton y los Lannister ya no son tan amigos, y se están preparando para una batalla que solo pueden ganar si tienen a Sansa en su control. Roose pone en claro a su hijo (ya no) bastardo que su condición de heredero depende de su matrimonio con Sansa.
En la capital de poniente las cosas tampoco se ven tan bonitas. Cersei ya está de vuelta en la Fortaleza Roja, custodiada por el zombie de la montaña, pero este no puede protegerla de las negras noticias que trae Jaime desde Dorne. La muerte de Myrcella golpea fuerte a la reina madre, ya que al parecer la profecía que le dieron cuando era niña decía que sus tres hijos iban a morir, y por ahora vienen cumpliéndose. Pero Jaime está siempre para socorrer a su melliza, y le jura que juntos van a vengar la muerte de sus hijos, y devolver el dolor en creces. Los incestuosos Lannister parecen estar de vuelta en las buenas. Mientras, todo sigue lúgubre para los hermanitos Tyrell, siguen ambos en cana y el Gorrión no va a aflojar con ellos sin importar cuan atractivos sean.
En Dorne el sol brilla, pero las cosas no son más alegres. Ellaria, quien fue amante del difunto Oberyn Martel y madre de las Serpientes de Arena (las bastardas de La Víbora Roja), sigue sedienta de sangre y asesina al príncipe de Dorne y su hijo, ahora ella estará a cargo de las tierras del sur junto a su equipo de asesinas y van a gobernar con mano de hierro.
Del otro lado del charco, Tyrion y Varys recorren las desoladas calles de Mereen en busca de una solución al problema de los Hijos de la Arpía. Se encuentran con un grafitti que deja en claro la situación; dice “Maten a los patrones” en rojo, y “Myhsa (madre, o sea, Daenerys) también es un patrón” en negro. Una sociedad que está dividida en dos.
Un nuevo sacerdote del dios del fuego intenta sublevar a la gente de Mereen mientras no está la madre de los dragones, y Tyrion y Varys ven en eso una amenaza. Pero los problemas no terminan, ya que ahora no solo no tienen reina sino que, tras un incendio en los puertos, tampoco tienen una flota. Olvidémonos de ver a la verdadera heredera del trono de hierro navegar a poniente por ahora.
Al final de la última temporada veíamos como Dany era secuestrada por los Dothrakis, y en este nuevo episodio la presentan como prisionera al hombre a cargo de la horda, el Khal Moro. Pero afortunadamente para la madre de los dragones este tipo Moro parece tener bastantes códigos, y cuando se entera de que Daenerys es viuda de Drogo deja en claro que no la va a lastimar. Pero mantiene sus creencias, y como corresponde para una Khaleesi, la tienen que llevar con el resto de las viudas de difuntos Khals a Vaes Dothrak. Qué le espera al pie de la Madre de las Montañas no sabemos, pero en camino a rescatarlas están Daario y Ser Jorah (que su condición está empeorando, y no sabemos cuánto le queda antes de volverse loco).
En Bravos mientras tanto, Arya está ciega y mendigando hasta que aparece la (maldita) chica sierva del Dios de muchos rostros, quien literalmente la caga a palos. Deja a Arya sangrando en la calle pero con una sensación agridulce después de que le dice “nos vemos mañana”. A pesar de su condición, el entrenamiento todavía está en camino, y quizás dentro de poco volveremos a ver a la niña Stark recobrar su fuerza tan característica.
De Rickon, Bran, Tommen, Asha o los Caminantes Blancos no tenemos noticias por ahora. Pero es lo lógico, Game of Thrones tiene demasiados personajes y hacía falta ponernos un poco al tanto de lo que pasó y una introducción de lo que se viene.
Lo extraño es que la única verdadera puerta que se abrió en este capítulo para el futuro de la temporada es lo que está pasando en el muro. El escape de los rebeldes contra Thorne, y la nueva identidad de Melisandre. Será por esto que le dieron el nombre de la sacerdotisa roja a este primer episodio.
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