Un nuevo capítulo de Game of Thrones nos pasó por arriba y, si bien no fue tan impactante como el segundo, podría decirse que sí fue tanto o más decisivo en cuanto a lo que nos depara por ver en lo que resta de la temporada. El episodio 6×03 Oathbreaker toma su nombre de los votos que algunos de los personajes tomaron, y que no pudieron mantener.
Sam es un claro ejemplo de uno de los Oathbreaker (s) a los que hace referencia el título. Que, a pesar de haber hecho los juramentos de la guardia nocturna, no pensó dos veces antes de hacer ñiki ñiki (high five si entendiste la referencia) con Gilly. Y ahora, para ella, son marido y mujer y Samwell el padre del pequeño Sam. La chica tiene un gran quilombo adentro de la cabeza, pero tan grande como en el que se metió Sam. En camino a Colina Cuerno, este cuervo busca la hospitalidad de sus padres y hermanos para la chica salvaje y su hijo; desgraciadamente para Sam, ya sabemos que su padre Randyll no es especialmente piadoso con su hijo mayor, y lo más probable es que esta situación no termine muy favorablemente para Gilly ni Sam (que además pretende ir a la Ciudadela para ser maestre). Se ven piedras en tu camino querido Sam.
Muy lejos de a donde va Sam, el ya no tan pequeño Bran sigue entrenando su capacidad para ver el pasado. Otra vez nos encontramos con una escena de vida de papá Stark antes de ser el señor de Winterfell que tanto extrañamos; y particularmente esta es una escena determinante porque es la última batalla que tienen los caballeros de la rebelión de Robert (Baratheon) contra los defensores de los dragones. Si prestaste atención, notaste como se comenta que Rhaegar (el príncipe de los Targaryens, hijo del infame rey loco y heredero al trono de hierro) ya calló en manos de quien luego se convertiría en el obeso rey, “padre” de los cachorros de Lannister que luego llevarían la corona, Robert. Esta batalla es decisiva porque es la conclusión de todo lo que la guerra pretendió desde un principio, una amarga conclusión ya sabemos.
En esta torre, protegida dos guerreros de las legiones del dragón, entre ellos el célebre Arthur Dayne (conocido como La espada del alba) contra quienes se enfrenta Ned en una espectacular batalla. El objetivo de Stark es buscar a su hermana Lyanna; la misma que montaba a caballo y hablaba con Hodor en el último capítulo. El problema, ya sabrás, es que en el presente Lyanna está muerta, ella nunca sobrevivió a la guerra y por eso no la vemos en la serie. La escena que continua a la visión de Bran podría definir mucho de esta serie. Nuevamente el Cuervo de tres ojos se pone la gorra con el joven Stark, pero le asegura que pronto podrá ver lo que quiera. Y atentos, porque Hownland Reed (padre de Meera y Jojen) si está vivo guarda el secreto de lo que encontró Ned en la torre.
Moving on. Daennerys llegó de la mano del no tan copado Khal Moro a Vaes Dothrak, la ciudad donde todos los Dothrakis tienen que vivir en paz más allá de sus peleas, para ser admitida junto a las otras Khaleesis. A ella no le gusta mucho la idea y pretende ser más que las demás (vivir afuera de la ciudad por ejemplo), pero las leyes del pueblo a caballo pretenden otra cosa. ¿Podrá Dany usar esto a su ventaja? ¿O necesita ser rescatada como una princesa Disney? ¿O simplemente va a caer Drogon a prender fuego todo mientras Dany hace más grande su Khalasar? Probablemente la última.
Mientras tanto en Mereen sin su reina de dragones, Varys muestra su plumaje nuevamente. Para eso sirve este eunuco, para sacar información, y nadie lo hace mejor que él. Tyrion intenta sacar algo de data de la pareja entre Gusano Gris (toro cornudo para los amigos) y Missandei con un juego de yo nunca, pero ellos no toman alcohol, y le cortan el chorro.
Pero lo que debería importarnos, es que Yunkai, Astapor y Volantis, las ciudades que todavía comercializan esclavos, buscan batalla con la reina Rompedora de cadenas de Mereen.
Qyburn por su lado no está tan mal como maestro de susurros en Desembarco del Rey, ahora está adoctrinando a los “pajaritos” de Varys para que le hagan llegar sus secretos a él también. Y en eso aparecen los mellizos Lannister. Tienen una conversación que no tiene mucho sentido más que la necesidad de Cersei de venganza y de hacer sufrir a los que se ríen de ella; ambos leones están furiosos por lo que viene haciendo la fe militante, y se viene un contraataque. Pero por ahora parece que van a tener que hacerlo por su cuenta, porque el consejo no quiere saber nada con ellos.
Tommen por su lado intenta imponer mano dura. Pero para variar, el pequeño rey flaquea en sus esfuerzos por imponerse, y el alto gorrión lo baila sabroso. El viejo es hábil. Un formidable enemigo sin dudas. Enemigo porque claro, se viene una guerra adentro de la capital.
La de Arya es otra de las historias que empieza a tomar forma, en esta sexta temporada de Game of Thrones. Vuelve a los brazos del dios de los mil rostros, para continuar sus entrenamientos en la técnica de disolución del ego (¿Cómo llegamos a Freud?). Si bien vemos a Arya responder “nadie” cuando le preguntan quién es, los realizadores de la serie nos dejaron un mensaje para que deduzcamos el valor de esta oportunidad. Cuando Jaqen H’ghar la llama, Arya estaba rezando ante la cara de uno de los viejos dioses que los Stark adoran, los que tienen caras en los árboles. Y que deje el altar de los viejos dioses para someterse a la voluntad de su tutor parece poco, pero simbólicamente estamos viendo a Arya abandonar su pasado como Stark. ¿De verdad podrá la pequeña lobizona perder su historia? Recordemos que todavía está su “aguja” escondida, el último remanente de su pasado en Winterfell, y quizás lo único que la pueda hacer volver o que nunca se vaya.
Los Bolton, o mejor dicho EL Bolton que queda en Winterfell están preparándose para algo grande. A su consejo como guardián del norte se acerca un Umber, una de las casas que había sido de las más fieles a la causa Stark (otro Oathbreaker). Pero él busca el apoyo de Ramsay porque el nombre Stark se ganó su odio gracias al querido bastardo en el muro, Jon Snow, que dejó pasar a los salvajes al sur de la pared de hielo y empezaron a hacer bardo en el norte de poniente. Este Umber quiere guerra contra el comandante de la guardia nocturna, y la compra a los Bolton con nada más y nada menos que con un cachorro Stark, Rickon.
Aquí tenemos otro detalle simbólico de la serie, que siempre los huargos los hijos de Ned Stark simbolizaron a sus dueños (Nymeria de Arya está perdida, tal como su dueña; cuando Robb tiene que guardar a Viento Gris para que no haga quilombo en sus tropas y con su mujer, también muestra que él mismo está perdido; y cuando matan a Dama de Sansa gracias a los Lannisters, dan pie a que la Stark mayor quede en las garras de los leones en kingslanding). Rickon no sólo está como rehén en manos del nuevo Lord Bolton, su vida corre grave peligro en un futuro.
Finalmente, este capítulo termina en el muro como los últimos dos. Jon Snow se está llevando todas las miradas, y algunas son de algo más que admiración (muchas fans tuvieron que trapear el piso después de su escena inicial). El comandante en el muro regresó de entre los muertos por la mano de Melisandre y su dios de fuego, y como esperábamos, no va a volver a ser el mismo. Quienes lo vieron muerto ahora lo ven como un dios o como le príncipe prometido (explícitamente por Melissandre, la resurrección de Azor Ahai). Pero toda esa admiración se va por el caño. Queda en claro, en las pocas palabras que Jon dice, que está asustado con la muerte luego de haberla visto a los ojos; o mejor dicho, haber intentado verla a los ojos, pero sin encontrar nada ni nadie que lo mire a él, solo vacío absoluto. Tiene una pequeña discusión de destino con Davos, pero el bastardo de Winterfell está decidido, su guardia se terminó (el Oathbreaker del título), y le dejó el manto a su amigo Edd (aunque ya sabemos que así no es como se suceden los comandantes de la guardia). Amigazo el Jon, porque a Edd se le viene la noche cuando le caigan todos los Boltons queriendo asesinar al comandante (y no al que van a encontrar).
La verdadera pregunta ahora es ¿Qué pretende hacer Jon sin el manto negro que lo acompañó por tantos capítulos?