El Asedio de París, la segunda expansión de Assassin’s Creed: Valhalla, combina lo viejo y lo nuevo de toda la saga.
El viaje de Eivor sigue cruzando fronteras. Comenzamos en Noruega, nos expandimos a lo largo y ancho del territorio británico, exploramos las hostiles tierras irlandesas y ahora llevamos nuestras afiladas hachas hacia territorio franco. Assassin’s Creed: Valhalla lanza su segunda expansión con El Asedio de París, un DLC que luego de haberlo visitado durante varias horas, prioriza la calidad por sobre la cantidad, en un paquete de contenidos que combina todas las novedades de las últimas entregas con el espíritu y esencia de las raíces de su franquicia.
El Asedio de París es diametralmente opuesto a la fantasía y el misterio de la cultura irlandesa que combatimos en La Ira de los Druidas, y pone el foco en un relato más terrenal, en la crudeza de una guerra declarada y la sombra de un ejército que planea poner en jaque la expansión vikinga en el territorio.
El hábito del buen asesino
Al igual que en la anterior expansión, El Asedio de París estará habilitando promediando la campaña principal, y dará inicio cuando llegue Toka a Ravensthorpe, una vikinga que viene con una oferta de gloria y riquezas que Eivor difícilmente podrá rechazar.
Sin embargo, la otra cara de la moneda se descubre rápidamente: nuestra nueva aliada necesita ayuda inmediata ya que el rey de Francia, Carlos el Gordo, y su implacable ejército está poniendo en riesgo la posición de las comunidad vikingas en esa nación y, si tiene éxito, su sed de conquista podría ampliarse hacia reinos vecinos.
Evitando entrar demasiado en el terreno de los spoilers, la llegada a Francia refleja rápidamente la crudeza bélica que atormenta a los pueblos de la región, lo que le hará preguntar a Eivor si más guerra y violencia es la solución a este conflicto.
El mapa que contiene esta segunda expansión, París y pueblos aledaños, es territorialmente más reducido pero como contraste ofrece la mayor diversidad de contenidos y misiones hasta el momento en el juego. AC: Valhalla no puso el foco en las vertientes de infiltración y asesinas de Eivor como si lo hace en El Asedio de París. Junto con esto, vuelven las misiones de investigación y exploración para llevar a cabo una serie de muertes silenciosas que sacan a relucir esa magia que forma parte del adn inicial de la franquicia.
Varias de las misiones nos invitará a realizar una infiltración de campo, primero en terrenos abiertos, socavando información y realizando interrogatorios, para luego ejecutar espectaculares asesinatos haciendo uso de todas nuestras habilidades.
Esa vuelta de viejas y entrañables costumbres se combinan con el potencial de Valhalla y sus novedades: ayudaremos a una resistencia a resurgir de las cenizas en una serie de sidequest que tratan de romper con la estructura que se impone en el contenido original del juego, pero también tendremos esas brillantes mini misiones secundarias que traen hilarantes situaciones, así como también épicos combates.
El arsenal y técnicas de Eivor también tendrán innovaciones, como una poderosa guadaña completamente espectacular o la posibilidad de controlar a una jauría de ratas para eliminar soldados o generar puntos de distracción.
Párrafo aparte para las ratas, molestos animales que aparecerán en las numerosas catacumbas y callejones de Francia y que en más de una ocasión intentarán causarnos un problema. Este detalle es uno de los tantos que reflejan un realismo en la nación, un sello de calidad que otorga Ubisoft a lo largo y ancho de toda su franquicia. Las 2 expansiones y el juego base ofrecen geografías tan atrapantes, pero que al mismo tiempo logra reflejar las culturas particulares de cada una.
Pero no solo del sígilo y las infiltraciones se nutre El Asedio de París. Como su nombre lo indica, protagonizaremos épicas incursiones, algunas al nivel de la campaña principal, con algunas tomas de decisiones que afectarán en mayor o menor medida el curso de los personajes que conocemos.
Conclusión
El Asedio de París es un escalón superior a la aventura por tierras irlandesas pero, haciendo una perspectiva macro, es una pieza más de una robusta y completísima aventura. Sumando las 10 horas de contenidos que promedia esta expansión, Assassin’s Creed: Valhalla roza las 150 horas de misiones, exploración, combates y navegación. Es uno de los títulos más impactantes de la franquicia, y con el añadido de Francia, trae de regreso esa esencia de los asesinos contra templarios que logró brillar en sus primeras entregas.