Sos joven. Tenés un trabajo promedio., en una ciudad promedio. Vivís con tu mamá en una casa promedio. Tenés amigos promedio y un/a novio/a promedio con quienes salís a bares promedio los fines de semana. Un día, antes de cerrar el negocio, tu jefe promedio te manda al depósito promedio a dejar un sobre.
Podría no pasar nada: dejás el sobre al encargado y volvés a tu rutina promedio para seguir con tu vida promedio.
Pero también podrías tener la suerte de Rose Tyler: los maniquíes cobran vida, intentan atacarte, un alienígena desconocido que dice llamarse Doctor te toma de la mano, te rescata casi a último momento, hace volar por los aires tu lugar de trabajo mientras lo ayudás a frenar el plan de la Conciencia Nestene por destruir la vida en la Tierra (que ya no suena tan promedio) y te invita a viajar con él en una fabulosa aventura todo a lo largo y ancho del tiempo y el espacio, en una nave espacial con forma de cabina de policía británica de los años ’60 llamada TARDIS (que, como todos ya entendieron, es más grande por dentro que por fuera).
La serie moderna de Doctor Who volvió en el 2005 para agregar varios escalones nuevos en esta historia que arrancó en 1963 y que se ha convertido en la serie de ciencia ficción de televisión con mayor duración a lo largo del tiempo. Y no podría ser menos, si tenemos en cuenta que el Doctor ya tiene más de 1200 años.
En su primera y única temporada, Christopher Eccleston interpreta al Noveno Doctor, quien en su nueva regeneración se muestra un tanto menos excéntrico, más varonil y Stalloniano que los doctores de la serie original. Pero el verdadero gran acierto del productor Russell T. Davies, que explica el éxito del relanzamiento en su etapa moderna, fue Billie Piper en su rol de Rose Tyler.
Rubia, inteligente, osada y encantadora, Rose complementa al Doctor en cada episodio y lo eleva, como un disco anti-gravitacional eleva a un Dalek. Ella será su fiel acompañante en su visita a la muerte de la Tierra en el año cinco mil millones en El fin del Mundo, conocerá a Charles Dickens en Los Muertos Inquietos, salvará al mundo en el doble episodio de Alienígenas en Londres y Tercera Guerra Mundial, le devolverá la vida a uno de los enemigos más temidos del viejo gallifreyano en Dalek, será parte de un reality de la muerte en Una Jugada Larga, intentará cambiar el pasado en El día del Padre, se aterrorizará ante la pregunta “Are you my mommy” en El Niño Vacío, bailará con el Doctor en El Doctor Baila (¡Duh!), obtendrá la ayuda de su ridículo y relegado, pero confiable, novio Mickey para vencer a la última integrante de los Slitheen en Explosión en la Ciudad, y hará lo que nunca nadie ha hecho antes: mirará dentro del corazón de la TARDIS para devolverle la vida al Capitán Jack Harkness en Lobo Malo y El Momento de la Despedida.
Una serie que supo (y sabe) explotar esa fantasía que tenemos todos los fanáticos del sci fi: que venga el Doctor, nos tome de la mano y vivamos aventuras increíbles, lejos de nuestra vida promedio. Como diría el Noveno Doctor: ¡Fantástico!
Larga vida a Doctor Who
Natalia Valchi