The Fury of Firestorm fue un mal necesario. Un episodio doloroso y apresurado, que sólo sirvió de excusa para el regreso de Firestorm a la serie.
El 4to episodio de la temporada afectó el ritmo de la serie como ningún otro. De venir introduciéndonos en la compleja trama de universos paralelos, nos dio un parón y nos llevó a una absurda trama para rescatar a un personaje que creíamos desaparecido. Definitivamente un episodio difícil de ver.
El regreso de ‘Firestorm’
Recordemos que Firestorm era el metahumano con poderes nucleares resultante de la fusión entre Ronnie Raymond y el Dr. Martin Stein. Pero ante el agujero negro que casi consume Central City a finales de la 1era temporada, Firestorm terminó sacrificándose para salvar la ciudad generando una explosión que contrarrestó la anomalía, dejando sólo el cuerpo del Dr. Stein y permitiéndonos asumir que Ronnie murió en el suceso.
Por eso, al no contar con la contraparte que mantenía estables su particular nuclear, el Dr. Stein comenzó a experimentar ataques donde generaba combustiones involuntarias que podrían terminar convirtiéndose en una explosión nuclear.
Esto llevó al equipo Flash a asumir la tarea de encontrar otro metahumano que pudiese fusionarse con el Dr. Stein para estabilizarlo y evitar la devastadora explosión. La búsqueda reveló dos posibles candidatos: El científico Henry Hewitt y el jugador de fútbol Jefferson ‘Jax’ Jackson (Franz Drameh), quienes tenían las características indicadas para convertirse en el nuevo Firestorm.
Y hasta acá todo parecía tener sentido. Pero cuando a estos nuevos personajes se les presenta la posibilidad de fusionarse con una persona desconocida y así obtener repentinamente poderes, ambos parecieron reaccionar con una absurda normalidad y un exceso de confianza extraño para una serie como The Flash, donde precisamente la confianza ha sido base esencial de su historia y lo hemos visto en Barry sintiéndose traicionado por confiar demasiado en las personas incorrectas.
A ninguno le pareció una propuesta extraña o abrumadora, ni se la cuestionaron a fondo. Como si el fusionarse y convertirse en un ser explosivo fuese algo del día a día.
The Flash se ha caracterizado por darle coherencia hasta las historias más descabelladas inspiradas en los comics. Desde villanos que controlan abejas, hasta personajes que manipulan los sentimientos de otro con sólo mirarlo. Partiendo de premisas inverosímiles y graciosas, la serie se las ha arreglado para no tomárselas a la ligera y darle cierta seriedad.
Pero con “The Fury of Firestorm” la serie abusó de su recurso y nos llevó a una historia acelerada, presentándonos un montón de personajes de golpe, un episodio donde al parecer nadie se detiene a pensar en lo que sucede y donde la confianza ahora se gana con un par de palabras. Una trama absurda, incluso para una serie de superhéroes.
Tras el conflicto del episodio para encontrar el candidato ideal para el nuevo Firestorm en tan sólo un par de días, el Dr. Stein terminó aceptando a el jugador de fútbol Jefferson Jax como su contraparte y juntos se alejaron temporalmente de Central City para aprender a dominar sus habilidades en conjunto y regresar como la valiosa adición que el equipo Flash necesita.
Lo que realmente importó.
Omitiendo toda la trama anterior que sirvió como excusa para revivir a Firestorm a toda velocidad, la verdadera sorpresa fue la aparición de “el hombre tiburón” justo al final del episodio.
La serie, intentando como siempre llevar a la realidad lo disparatada que puede ser una historia de comic, sorprendió con la repentina aparición de un personaje “imposible” como King Shark. El humanoide con rostro de tiburón se hizo presente como otras de las amenazas de Tierra-2 que busca asesinar a Barry y nos regaló este valioso momento.
King Shark tomó a Barry por sorpresa y no había comenzado a estrangularlo cuando ya había sido neutralizado por la potente arma del Dr. Harrison Wells de Tierra-2, quien sorpresivamente salvó a Barry de la monstruosa amenaza.
Fugaz pero sustanciosa, el encuentro sirvió como abreboca para que Flash y su archienemigo se viesen las caras nuevamente, prometiéndonos un próximo capítulo mucho más emocionante y coherente que el que dejamos atrás.
Por Eduardo Sánchez