Dolmen nos mete de lleno en un souls-like con una impronta sci-fi y ápices de terror, que da miedo de verdad cuando queremos controlar con éxito al protagonista.
Hay una creencia popular que asegura que, detrás de todo el componente de adverisidad y mecánicas rpg que hay en los souls-like, los juegos de este género tienen una predominancia por ser títulos rítmicos. Rítmicos porque los patrones de los enemigos invitan a hacer una serie de movimientos para atravesar con éxitos cada uno de los éxitos que se nos presentan.
En este marco, Dolmen ofrece el común denominador de los títulos AA que se aventuran en este tipo de propuestas: hay buenas ideas, un lore atractivo, pero que llevarlo a la práctica desde el joystick (o teclado) resulta poco satisfactorio.
No estamos hablando de un mal juego per-se. Massive Work Studios le impregna una capa de terror sci-fi a toda su historia y ambientación, con un híbrido entre Alien y Dead Space, con resultados por momentos que logran inmersión y profundidad, pero que vuelven a chocar de lleno en sus conceptos jugables.
Rompiendo las líneas temporales
Dolmen es fantasía oscura en estado puro y es, en su narrativa, donde saca a relucir sus mejores cartas. La exploración del planeta Revion Prime por parte de Zoan Corporation, un equipo humano de exploración que van en búsqueda de recursos a través de la galaxia para usos militares y científicos. Sin embargo, poco se esperaban que al llegar a esta región encontrarán los Dolmen, una suerte de cristales que, entre otras cosas, permite viajar a través de otras dimensiones.
Este recurso inédito también trae consigo el descubrimiento de una particular raza alienígena, bautizada los Vahani, que utilizan los cristales para viajar a través de universos y ayudar a la evolución de diversas razas. Como siempre pasa con este tipo de relatos, las buenas intenciones se ven manchadas rápidamente y con el progreso de la narrativa se irán revelando las piezas de este rompecabezas. De un rompecabezas que es un tanto pequeño en comparación a otros títulos del género. Con una 12 horas encima el juego se puede completar – siempre y cuando que algún boss te complique la existencia -, algo que en parte tomamos como un punto a favor ya que, a pesar de lo limitado de su jugabilidad, no busca ser más ambicioso de lo que puede ejecutar.
En lo que respecta a su estructura, mantiene el abc tradicional de los souls-like, con farmeo de niveles, distribución de stats para definir las características del personajes pero con algunos detalles, tomados prestados de otros títulos, que convergen en esta propuesta. Por un lado, no tenemos “magias” per se pero si contamos con armas de fuego, que utilizan la barra de energía como munición y que si no le damos puntos de stats a esa arista tarda un buen tiempo en recargarse.
Otro elemento diferencial es que esta misma barra funciona también para curar al personaje, y los “frascos de Estus” – siempre volveremos a Dark Souls – que tenemos a disposición solo curan energía y no vida. Una estrategia que resultaría innovadora pero es completamente engorrosa, por el solo hecho de que utilizar estos viales tardan entre 4 y 5 segundos; fragmentos de tiempos que realmente son un puñal en el pecho cuando o, estás rodeado de enemigos, o estás en medio de un enfrentamiento con un durísimo jefe.
Si su ambientación tiene un gran parecido a Hellpoint, el híbrido en su jugabilidad bebe mucho de Inmortal Unchained, otro souls-like que combina el combate cuerpo a cuerpo con acción en tercera persona. Un elemento que suma mucha inmersión es cuando nos predisponemos a explorar y pelear con armas de fuego, con una estética que también recuerda a Dead Space. Resta con que vean algunas de las imágenes volcadas en este análisis para que saquen sus conclusiones.
Contra la carencia de magias, Dolmen cuenta con un sistema de 3 elementos (fuego, hielo y veneno) que además de tener afinidades y debilidades contra los enemigos, podemos boostear nuestra armadura con una de estas 3 opciones a través de un “reactor”, que ofrece habilidades pasivas. Mientras que el hielo da beneficios defensivos y fuego ofensivos, el de veneno mantiene un mix orientado a la destreza y el desplazamiento.
Pequeñas cuestiones que buscan darle una suerte de estrategia personalizada al combate, pero como este boost consume energía, y ya mencionamos lo tedioso que es recargarla, termina quedando como una opción muy secundaria.
Dolmen toma con aciertos recursos, conceptos y combate de otros juegos, pero que cuando lo llevamos al control en las manos el desafío y disfrute se transforma en frustración. Movimientos que no responden al 100%, bugs técnicos que acompañan la experiencia y respuesta tardío a los controles son algunos de los condimentos de este menú que agregan una capa adicional de dificultad; algo que si nos metemos en este tipo de propuestas sabemos que podemos encontrar.
Y la dificultad es un detalle particular dentro de la radiografía de Dolmen, que hace una suerte de ecuación inversa. Mientras que muchos juegos de este género van escalando en complejidad, acá sucede algo opuesto: su inicio es duro, durísimo. Cuesta bastante asentarse en este mundo hostil, plagado de criaturas, bichos, bestias, máquinas y extraterrestres de espíritu colonizador; pero una buena que las reglas del juego están colocadas y atravesamos el primer boss, la situación comienza a mejorar. Salvo por los jefes – y el detalle de lo que tardamos en utilizar los víales de energía – el título abandona parte de su propuesta souls-like para declinarse por un juego de acción/terror en tercera persona, y realmente no se siente desentonado.
Los escenarios son más lineales de lo que se puede esperar. Hay algunas bifurcaciones, callejones sin salida con loot de valor pero emboscadas de enemigos y ciertas zonas interconectadas, pero Dolmen divide su estructura en 3 grandes zonas que no tienen conexión entre sí pero que se puede transportan a través de las balizas, los puntos de control para recuperar toda la vida, respawnear a los enemigos y volver a nuestra nave, en donde subimos de nivel, crafteamos armas y armaduras, y también podemos personalizar los colores del protagonista, uno de los personajes más genéricos que me tocó jugar en mucho tiempo y que su armadura no ayuda mucho a darle una distinción personal. Un protagonista que no tiene una motivación alguna dentro de todo lo que sucede en la narrativa; hay un conflicto espacial interdimensional y no tiene un diálogo memorable que le de un sentido a todo lo que hace.
Toda esta falta de personalidad es una constante dentro de Dolmen, y a pesar de las buenas ideas con eso no alcanza; los títulos de recursos modestos necesitan de algo más para llamar la atención de forma positiva.
Los cristales Dolmen, ¿qué función tienen in game? Mucho menos de lo que se puede esperar en la premisa. Particularmente tiene 2 funciones: poder enfrentar nuevamente a los jefes enfrentados – que dan recursos para craftear equipamientos – y poder participar del multijugador online, un tanto desaprovechado y que solo funciona como cooperativo en zonas específicas. A pesar de la poca utilización, el hecho de poder revivir a los jefes para combatirlos una vez más es un recurso interesante, que además de farmear abre la posibilidad de atravesar otra vez estos desafiantes momentos.
En el aspecto audiviosual, la poco variada banda sonora hace juego con lo génerico del personaje – que Dios, la edición de los colores que podemos implementar le hace ver los hilos en todo momento – y el bestiario de criaturas, algo que ni los jefes de turno pueden sostener. Eso sí, ese mix entre vegetación planetaria, instalaciones abandonadas y cuevas oscuras tienen un buen matiz de diversidad y le dan un toque de frescura a un juego que se disfruta de a momentos.
Conclusión
Con Elden Ring todavía haciendo sobremesa, cualquier juego dentro del género tiene que demostrar que puede aportar su granito de arena y ofrecer algo interesante. Dolmen, con sus cuantiosas limitaciones técnicas y una identidad que se desluce en tramos pronunciados, se sostiene gracias a su diversidad en el combate y esa inmersión terrorífica de algunos escenarios. Hubiese sido increíble tener un bestiario más acorde al enfoque de la propuesta; los enemigos no hacen justicia al diseño de las zonas, pero bueno, el protagonista de turno tampoco hace mucho para ayudar.
Al ser una propuesta compacta y de una duración corta, Dolmen puede ser una buena opción para los que siempre están en la búsqueda de opciones de este tipo, pero es una propuesta un poco compleja de recomendar.