El Marginal 5 es el final de la historia protagonizada por Pastor y los hermanos Borges. Llega a Netflix el próximo 4 de mayo.
En 2016 Underground nos presentaba una de las ficciones argentinas de mayor impacto en los últimos años. El Marginal logró su éxito emulando lo que su mismo creador, Adrián Caetano, cosechó en 2002 con Tumberos, metiéndonos de lleno en el submundo carcelario, los códigos de los chorros y la corrupción política/policial.
La historia de Pastor, de ex policía a presidiario, tuvo todo su desarrollo durante la primera temporada de la serie para luego darle el timón del barco a los hermanos Mario y Juan Pablo “Diosito” Borges. Después de dos temporadas que funcionaron como precuela para expandir el universo de la serie y profundizar la historia de otros personajes, Netflix lanzó a comienzos de este año El Marginal 4, reuniendo a Pastor con los Borges en una nueva locación, dejando atrás San Onofre y presentando a Puente Viejo como nuevo bastión de guerra.
Gracias a Netflix, tuvimos la posibilidad de ver 5 de los 6 episodios de El Marginal 5 y en este marco, promete con su premisa: es el marco definitorio para el final de esta historia, que dejará como saldo pocos vencedores y muchos vencidos.
El Marginal 5 no retoma donde nos dejó el final de la temporada anterior, en esa fuga trunca de Pastor que derivó en la muerte de Emma y el escape de Diosito de Puente Viejo
Hay un importante salto temporal de 3 años que refleja una vida distinta para algunos y parecida para la mayoría: Pastor encerrado nuevamente en Puente Viejo, Diosito libre viviendo la vida de un prófugo de la justicia, Marito Borges con el control de Puente Viejo, aunque con un poder cada día más debilitado y cuestionado, la Sub 21 buscando como siempre la sublevación y su merecida venganza y por último Sergio Antín, una vez más MVP del show y ahora con el dominio absoluto del penal.
En este tiempo, un Miguel Palacios abatido moralmente pasó su tiempo siendo un preso ejemplar mientras aprovechó para escribir un libro sobre su historia, el abandono del sistema carcelario y la corrupción que corroe todo lo que toda. Bautizado El Marginal, la publicación de este libro dispara nuevas coyunturas entre los personajes y abre la puerta a otros desencadenantes, pero al mismo tiempo es una perspectiva distinta a un personaje que parece estar claudicado internamente pero con la moral intachable.
Por el lado de Diosito, que temporada a temporada no solo lo conocimos más sino que conocimos su parte “más humana”, continúa en ese camino en búsqueda de la redención, incomprendido por momentos o sin las herramientas educativas para intentar reinsertarse en una sociedad que lo tiene como prófugo de la justicia. A pesar de la distancia y estar fuera del penal, la conexión con Marito (de hermano a padre) y Pastor todavía mantiene ese hilo rojo que no se corta.
Uno de los problemas de la temporada anterior fue que, al cambiar de penal, se le sumaron muchos personajes nuevos que no tuvieron un desarrollado tan marcado sino que todo fue una sucesión de hechos para terminar posicionando a Antín y Mario Borges como los jerarcas de Puente Viejo; algo con gusto a trillado y reversionando todo lo que paso en los años anteriores del show.
Sin embargo, El Marginal 5 busca ir directo al hueso, chocando a los personajes y las diferentes facciones en un clima cada vez más tenso. Salvo marcados momentos, el ritmo de los episodios no tiene un pulso lento sino que busca escalar el conflicto para llegar al climax; y esa es una virtud que logra recuperar de su primera temporada: la sensación de desprotección e inseguridad para cada uno de los personajes. Cualquiera es presa de alguna vendetta, de un ataque a traición o de un intento vandálico de querer un pedazo más de poder en esa cueva para ratones.
Sin entrar en spoilers, El Marginal 5 juega con el espectador, creyendo mostrar las cartas en todo momento pero guardándose algunas sorpresas, incluso donde creemos que la lógica indica hacia otro lado. Mucho de esto se logra con algo que mencionamos un par de párrafos más arriba: en esa impresión de que la historia vuelve a caer en un punto trillado o ya visto, se despacha con algunas resoluciones impensadas y bien jugadas para mantener ese factor sorpresa todavía latente.
Uno de los elementos más potentes de este final es el regreso de Maite Lanatta al show como Luna Lunatti, la hija del juez secuestrada que fue el punto de partida de toda la historia. El impacto de su personaje en el show tiene injerencia no solo por la calidad de la actriz en la serie, sino que su reaparición es una pieza clave para darle a Pastor una motivación por la cuál luchar: recuperar a su hijo, el único motivo por el que anhela una libertad.
En lo que respecta a valores de producción, el salto de calidad que Netflix le dio a la ficción se mantiene por todo lo alto. Dejando a un lado todo lo inverosímil de algunas situaciones o contextos dentro de Puente Viejo, la locación vuelve a ser una de las protagonistas del show, y ese clima de tensión entre las bandas y los propios guardacarceles traspasa la pantalla en casi todo momento, con varias instancias de mucha acción, algo que termina dejando secuelas importantes en la narrativa ya desde el comienzo de la temporada.
Sin todavía haber visto el último episodio, que tendrá esa función de cierre/epílogo por cómo se viene desarrollando la temporada, el final de El Marginal es correcto. Nunca pudo, en los años que le siguieron, replicar el impacto y éxito de su debut; una historia mucho más cruda y sin el aliciente de sentirse estirada por momentos ni pensando en el éxito cosechado. Sin embargo, en la composición de sus 5 temporadas, termina como un producto con más altas que bajas, y justamente El Marginal 5 queda posicionada como una de las mejores dentro del show. Menos episodios, eso sí, pero con un impacto más directo, en el que cada episodio tuvo ese gustito a despedida que le inyectó un valor agregado.