Yeon Sang-ho (Estación Zombie, Rumbo al Infierno) lleva adelante para Netflix la adaptación del popular anime Parasyte: los grises, que logra trepidantes momentos de acción dentro de una narrativa inconsistente.
Las adaptaciones live-action no suelen tener un término medio: o logra captar lo que la esencia del producto original (con fans contentos), o se toma demasiadas libertades creativas para llegar a un puerto incierto. Parasyte: los grises es un popular Anime lanzado en 2014 con 24 episodios que ya tuvo una fallida adaptación live-action en formato película (que incluso encuentran en Netflix).
Ahora, Yeon Sang-ho (director de Estación Zombie y Rumbo al Infierno) se pone en los zapatos de showrunner para traer este universo a la pantalla chica en una miniserie de 6 episodios. Y decimos Universo porque Parasyte: los grises, que se estrena completa en Netflix este 5 de abril, no se puede considerar una adaptación al 100% sino más bien una suerte de spin-off: ya que toma los conceptos principales del anime para contar una historia completamente diferente con una nueva protagonista.
Ambientada en Corea del Sur, Parasyte: los grises cuenta la historia de una misteriosa invasión de parásitos que toman el control de una parcialidad de la población (tanto en Corea como en el resto del mundo) para infectarlos y poseer el cuerpo de los humanos. Estos parásitos se comen el cerebro del portador y, además de tener el control físico del mismo, tienen la habilidad de transformar sus cuerpos – específicamente sus cabezas – en peligrosas criaturas (que, como pueden ver en los avances, son muy similares a los infectados de Resident Evil 4).
Los parásitos, que infectan a una determinada cantidad de personas casi todas al mismo tiempo y que caen del cielo de una forma misteriosa, se insertan entre la sociedad y poco a poco se van juntando para formar una secta que se propone, de alguna forma, convivir entre los humanos mientras van elucubrando su propósito.
En todo esta invasión damos lugar a la protagonista de esta historia, un personaje creado completamente nuevo para la serie y que no tiene relación con el protagonista del manga (que, por motivos de spoilers, no diremos absolutamente sobre su participación o no en el show). Jeong Su-in es una introvertida cajera de supermercado que, luego de un ataque delictivo sufrido en la ruta, es infectada por un parásito. Sin embargo, este no puede lograr apoderarse de su cerebro y, por ende de su cuerpo, ya que al encontrarse gravemente herida el parásito dedicó sus recursos a curar Jeong.
Como resultado, la protagonista logra mantener su humanidad pero conviviendo con el parásito (al que luego bautizan Heidi), y este puede controlar su cuerpo en breves momentos del día y solo cuando ella está en peligro. Y el peligro no tarda en aparecer para la protagonista, ya que los parásitos pueden percibir qué humanos son portadores y por ende descubrir rápidamente que Jeong es y no es al mismo tiempo una aliada para ellos.
A los enfrentamientos y persecuciones que tiene contra los parásitos también se le suma que una fuerza militar especial, llamada Los Grises, está desplegando un operativo por todo el país para buscar, cazar y exterminar toda la plaga que invadió el territorio. Y acá es en donde Parasitos: los Grises comienza a perder fuerza narrativa. La miniserie divide desproporcionalmente la historia para poner foco tanto en Jeong como en Choi Jun Kyung, la capitana del equipo caza parásitos, que buscará por todos sus medios destruir la amenaza sin importar las consecuencias.
Esta dicotomía narrativa le hace perder cierto peso al trasfondo original del anime, que juega constantemente entre la convivencia de la protagonista y su parásito, que no pudo cumplir su propósito original pero logra una conexión inherente con su portadora: protegerla a toda costa para garantizar su supervivencia.
El desarrollo de estos 6 episodios casi también que está dividido tácitamente en 3 partes: los primeros dos capítulos setean parte de su universo y las reglas del mismo, logrando que Jeong se acostumbre a su parásito mientras que la Choi Jun emerge como la segunda protagonista de esta historia: una cazadora letal y muy inteligente. Los episodios 3 y 4 empezamos a ver con mayor profundidad el impacto de los parásitos y cómo van agrupándose para sobrevivir, mientras que los últimos dos desarrollan el climax de la aventura, con las mejores escenas de acción.
Cuando Parasyte: los grises quiere ser una thriller policial de investigación, las cartas están muy bien colocadas sobre la mesa, y si bien hay bastante apuro por resolver los principales misterios de la serie, funciona muy bien, apoyado por un buen despliegue de efectos especiales para mostrar a las criaturas desplegando peligrosas extremidades de sus cabezas y combates bien coreografiados con una acción trepidante. Ahora, cuando quiere profundizar más en el drama y en el desarrollo de los personajes, le cuesta que empaticemos con sus protagonista. La dualidad de la protagonista principal no llega mostrar todos sus matices porque su protagonismo pierde efecto con la presencia avasallante de la capitana de Los Grises.
Tampoco hay lugar para que los parásitos tengan un desarrollo narrativo: la moralidad de convivir entre los humanos, la dualidad de sus decisiones y cómo buscan insertarse en la sociedad (algo que casi ni se ve en pantalla) pierde efecto rápidamente: son solo una excusa para ver la caza de ellos y al mismo tiempo la supervivencia de la protagonista, pero no tienen un atractivo por sí mismo.
Lejos de reflejar las críticas y valores por los cuales la obra original se destacó entre la prensa especialidad, Parasyte: los grises solo toma su capullo, su parte más superficial para tomar ese lore y adaptarlo en una aventura de consumo rápido, con un buen despliegue audiovisual pero sin la profundidad de una historia bien contada.
Su final puede abrir una pequeña puerta a una continuación (algo que Netflix suele hacer con frecuencia), pero como adaptación autoconclusiva, Parasyte: los grises tiene ese sabor a oportunidad perdida de no reflejar el potencial de un universo mucho más profundo e interesante que criaturas desprendiendo extremidades de su cabezas y sobreviviendo entre humanos.