Matt Murdock, Jessica Jones, Luke Cage y Danny Rand se atrevieron a dejar de lado su protagonismo para funcionar como un equipo Marvel’s The Defenders: ¿lo lograron?
Para los más fanáticos, agosto empezó el día que Netflix lanzó los ocho episodios de The Defenders. Como hay herejes que no miran las cinco temporadas previas (una de cada personaje más la segunda de Daredevil), los productores decidieron combinar fragmentos de cada trama para llevar adelante los primeros dos capítulos.
Con referencias casi absurdas, nos intentaron hacer recordar el nacimiento de los personajes en sus series individuales. Por ejemplo, cuando vecinos de Harlem mencionaron las hazañas de Luke (Mike Colter) en el centro Crispus Attucks oel momento en el que Trish (Rachael Taylor) comenta a Jessica (Kristen Ritter) sobre un productor que quiere contar su historia contra Killgrave (David Tennant).

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Pero no es solo eso lo que nos introduce de a poco en la trama mayor, sino que hasta que nuestros queridos vigilantes se juntan, en sus escenas individuales predominan los colores que los representan: a Daredevil (Charlie Cox) el rojo, colores fríos como el azul o el violeta para Jessica, el amarillo de lamparita de 40 watss para Luke y el excesivo verde para los momentos de Danny Rand (Finn Jones). Las escenas de los altos miembros de La Mano de los que vamos a hablar más adelante, se quedan con un blanco o gris bastante artificial.
El uso de estos colores o la poca relación entre las tramas individuales hace que los primeros dos episodios parezcan cortometrajes de un estudiante. Ya en el tercer capítulo, ocurre lo que todos querían ver: los caminos de los Defensores se juntan. En un principio, Claire Temple (Rosario Dawson), nuestra enfermera favorita que lleva una relación íntima con Luke, hace que éste y Danny tengan un encuentro formal donde se cuentan sus historias. Al mismo tiempo, Jessica y Matt tienen su escena donde ella le toma fotografías al abogado ciego escalando por el fondo de un callejón. Ahora nos preguntamos… ¿Murdock escucha un grito a no sé cuantas cuadras, pero no escucha el disparador de una cámara analógica a diez metros?

En fin. Por diferentes motivos, todos llegan al centro operativo de La Mano y se da la espectacular “escena del pasillo” que tanto define a las series de Marvel en Netflix. Aunque también se da una escena que nos recuerda a otro evento del MCU: la gran “Soldado del Invierno”. Matt reconoce en su enemigo mortal a Elektra Natchios (Elodie Young), su exnovia que muere en la segunda temporada de su serie. Por supuesto, ella no lo reconoce y él comete varios errores en su afán por traerla de vuelta al lado de los buenos o de los vivos, no queda claro.

Con el avance de los capítulos (muy vertiginoso a partir del cuarto), vamos conociendo más de esta organización antigua que fue presentada por primera vez en Daredevil (2015) y combatida durante los hechos de Iron Fist (2017). Conocimos a Madame Gao, que de una viejita que no hablaba en las reuniones con Wilson Fisk, pasó a ser una especie de usuaria de la fuerza con poder suficiente para detener a los Defensores por un rato. Por supuesto, la serie también nos presenta al personaje de Alexandra (Sigourney Weaver) que, a diferencia de Gao, nunca se había visto antes, ni en los comics de los personajes.
El final que tiene Alexandra deja mucho que desear, porque uno realmente espera que una actriz con el historial de Sigourney, logre sus objetivos o al menos llegue con vida a verlos realizados. Este evento deja un poco más al descubierto que La Mano no es tan invencible como parece, sino que su poder realmente se sienta en los lazos que fueron desarrollando a lo largo de sus siglos de vida.

Lo que sin duda queda forzado es cuando se reúnen todos los personajes secundarios de las cuatro series anteriores. Es tema recurrente la corrupción policial y sin embargo los Defensores deciden resguardar a sus seres queridos en la estación de policía de Harlem. Seguramente el departamento de Trish hubiese sido más seguro, pero ¿en serio se les ocurrió ponerlos a todos en un mismo lugar? A nuestros personajes les hace falta ver más series y películas, parece.
Hay que admitir que fue emocionante pensar en la naciente relación entre Misty Night (Simone Missick) y Colleen Wing (Jessica Henwick) quienes en los comics son conocidas como Daughters of the Dragon (Hijas del dragón). Pero también hubiese sido interesante ver algún tipo de enfrentamiento de todos estos personajes sin sus héroes cerca para ayudarlos, así se hubiese podido explorar el perfil de Hellcat para Trish Walker aunque parece que habrá que esperar hasta la segunda temporada de Jessica Jones para verla.
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La serie es prolija, paulatina y muy funcional a este subuniverso que se fue formando en Netflix, pero para el fanático van a faltar más conexiones con el resto de la existencia superheróica. A ver, ¡un adolescente de Queens acaba de participar en la caída de un avión de Stark Industries en pleno Manhattan! No les costaba nada mencionarlo como la pelea de Hulk con Abominación y el Incidente Chitauri en los recortes de diario de la oficina de Ben Urich (Vondie Curtis-Hall) que ahora pertenece a Karen Page (Deborah Ann Woll).
Para los que vimos todas las series de Marvel/Netflix, lo bueno de Marvel’s The Defenders comienza a partir del tercer capítulo y no se detiene hasta el último segundo. La serie es entretenida y logra mostrarnos la evolución de los personajes desde su primera aparición en pantalla. Todos cambiaron, ahora tienen una naciente reputación, son héroes de Nueva York, así que queremos conocer más, conocer hasta donde pueden llegar.

En el MCU, muchas veces se discute el exceso de protagonismo de algunos personajes (y con “algunos” nos referimos a Tony Stark), pero acá no es fácil tener un favorito, todos son geniales por algo y todos terminan siendo necesarios para el show. Es “Defensores”, no “Daredevil y sus amigos”. Así que dejen todo lo que están haciendo y recomienden esta serie a los suyos.